Mientras la Presidenta Bachelet leía su discurso del 21 de mayo ante los presidentes de la Corte Suprema y de Apelaciones, de la Cámara de Diputados y del Senado, es decir, frente a las máximas autoridades de los poderes del Estado, a sólo 9 cuadras de distancia un grupo de encapuchados lanzaba bombas molotov al edificio donde se encontraba don Eduardo Lara, quien murió asfixiado a consecuencia del incendio provocado por las molotov.
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¿Existe alguna razón que justifique que una persona cubra su rostro en una marcha? Ni siquiera bajo la dictadura de Pinochet sus opositores se manifestaron en las calles escondiendo su identidad. ¿Por qué alguien tendría que usar capucha para expresarse en democracia?
El anterior gobierno presentó al Congreso un proyecto de ley que permitía a Carabineros detener a cualquier persona que asistiera a una manifestación pública encapuchada. El objetivo de la iniciativa era asegurar que las personas pudieran expresarse libremente en las calles sin temor a que los encapuchados instrumentalizaran los actos públicos para transformarlos en hechos violentos. Este proyecto de ley fue finalmente rechazado por los parlamentarios de la actual Nueva Mayoría.
Andrés Chadwick, ex ministro del Interior dijo entonces: «Lamentamos el rechazo que ha tenido el proyecto para combatir a los encapuchados. Ellos van a ser gobierno a partir del próximo 11 de marzo, van a echar de menos esta ley, se van a dar cuenta del error que han cometido porque cualquier gobierno, su principal responsabilidad, es precisamente garantizar la seguridad de las personas y el orden público».
¿Por qué la Nueva Mayoría rechazó este proyecto? Según el diputado Marcelo Díaz, actual ministro secretario general de Gobierno era “un proyecto innecesario, torpe, que tiene una sola consecuencia: criminalizar la protesta social”. Por su parte, Lorena Fries, directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos (Indh) dijo: “Nos satisface que la ley no haya prosperado”.
¿Seguirá pensando el ministro Díaz que la “Ley antiencapuchados” o “Ley Hinzpeter” era innecesaria? ¿Se acordarán los diputados y senadores de la Nueva Mayoría que hace tres años rechazaron una ley que impedía la presencia de encapuchados en las marchas? ¿Asumirá alguno de ellos la responsabilidad política que les cabe por esta decisión? Luis Lara, hijo de don Eduardo Lara dijo: “Mi papá falleció producto de manifestaciones supuestamente pacíficas y nadie se hace responsable, nadie».
Actualmente Carabineros no cuenta con herramientas para enfrentar eficazmente a los encapuchados, además sabemos que no pueden cumplir íntegramente con su deber de proteger a la ciudadanía y hacer respetar el orden público, porque hacerlo puede costarles sanciones administrativas e incluso su trabajo.
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Cada vez que los resultados de un procedimiento policial causan efectos negativos indirectos, la izquierda clama por aplicar castigos a los uniformados involucrados. Con mucha razón el general Villalobos expresó: “Basta ya de poner siempre en tela de juicio a los carabineros. Nosotros ponemos el pecho a las piedras, las balas, los fierros y al final siempre encuentran un pero».
“Obras son amores y no buenas razones”, es decir, de poco vale condenar la brutal violencia de los encapuchados si las declaraciones no están acompañadas de medidas legales y conductas políticas públicas y privadas que respalden el trabajo policial de Carabineros. Mientras no haya coherencia entre los dichos y los hechos seguiremos viendo ocurrir tragedias como la muerte de don Eduardo y la violencia que sufren nuestros compatriotas en La Araucanía.
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