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Pablo Contreras Pérez
Es un sentimiento que ha estado en la palestra: la desconfianza. Y es precisamente este aspecto al que la gente atribuye como la mayor responsable respecto de la regular situación económica actual.
Así lo muestra el primer Índice de Confianza en la Economía Regional de la Región Metropolitana realizado por la Universidad San Sebastián, que muestra que el 34% de las personas estima que la desconfianza generalizada en las instituciones es la que genera el mayor impacto negativo en la economía, por sobre quienes creen que es la baja del cobre (28%).
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Lo anterior se suma al pesimismo que tiene los habitantes de la RM respecto de la economía hacia el futuro. El mismo sondeo muestra que, pese a que las personas sienten que su situación familiar está bien, en una escala de 0 a 100 puntos, ante la pregunta «Los próximos 12 meses, ¿cree usted que habrá más, igual o menor cesantía?», los encuestados arrojaron un índice de 34, mucho más abajo del punto de equilibrio de 50, situándose en una visión futura negativa.
Respecto a las expectativas de consumo, en el caso de «Si usted quisiera comprar una casa o departamento. ¿Cree que este sería un buen, regular o mal momento?», los resultados muestras que las personas ven que la realidad no es favorable para hacerlo, ya que el indicador sólo llega a 31, lo mismo sucede cuando la pregunta se refiere a la adquisición de un auto, donde el indicador se sitúa en apenas en 22 puntos.
Respecto a esto, Mario Valenzuela, vicedecano de Economía y Negocios de U. San Sebastián, explica que nos es grato pensar que a nivel personal o familiar nos encontramos bien, pero menciona que eso cambia cuando «se abren a considerar la situación económica a nivel regional y nacional. Posiblemente ahí son más objetivos y se guían por lo que leen y escuchan en relación a los diversos indicadores económicos«.
En tanto, Matías Godoy, economista y director de Economía para Todos, sostiene que «hay un clima de pesimismo y eso, al parecer, ha calado hondo en las personas, quienes a pesar de no declarar sentir esos golpes hoy, prevén que los van a sentir en algún momento«.
Por otro lado, también see le preguntó a la gente respecto a si Chile debiera tener una política económica pro crecimiento o redistributiva. Respecto de la primera opción, sólo el estrato socioeconómico ABC1 se mostró mayormente a favor, mientras que desde el C2 al estrato E se inclinaron por la segunda.
Godoy asegura que «es coherente que las personas que tienen un mejor estatus abogan más porque la economía crezca a que sea redistributiva, «porque eso sería que estaría de acuerdo con que me cobraran mayores impuestos». Pese a ello, hace hincapié en que el dato de que la mayoría quiera lo contrario, lo interpreta «como que hay una consciencia transversal en Chile de la necesidad de redistribuir mejor la riqueza».
¿Empresas más confiables?
Volviendo al ítem confianza, se le preguntó a las personas por algunas instituciones para que las calificara de 1 a 7 y el resultado da cuenta de que los políticos logran un 1,8, mientras que las empresas logran un 3,6.
Respecto de este punto, Valenzuela apunta a que «pese a que todos salen mal evaluados, la reflexión es que la gente confía muy poco en las figuras políticas que se supone que nos representan y, aunque no es buena del todo la calificación, tiene preferencia por las empresas puestas estas son la que generan empleo y riqueza«.