Basado en hechos reales ocurridos hace poco más de una década en Estados Unidos, este drama se ambienta en Nueva Jersey y se centra en la lucha de una oficial de policía de impecable trayectoria, Laurel Hester, quien además de batallar contra un cáncer terminal debe lidiar contra los prejuicios y trabas sociales de las autoridades locales, cuando intenta asegurar que en caso de morir, su pensión pueda pasar a su pareja, por tratarse de una relación lésbica.
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En su cruzada personal pasará a convertirse en un símbolo de la batalla contra los prejuicios de la comunidad, partiendo por sus propios colegas.
El guión es responsabilidad de Ron Nyswaner, quien ya dio mucho de qué hablar hace dos décadas con su trabajo en una de las primeras películas de perfil comercial que abordó más masivamente la homosexualidad: la recordada «Philadelphia», de Jonathan Demme, por la cual Tom Hanks ganó su primer Oscar como mejor actor.
En esa película no todo era perfecto, y aunque indudablemente tenía aciertos y conseguía emocionar, quizá confiaba bastante en sus buenas intenciones y lo valioso de su mensaje, cediendo en más de un aspecto a lo políticamente correcto, considerando los tiempos que corrían y lo difícil que era abordar esos temas en una producción de Hollywood.
Hoy la realidad es otra, y por lo mismo los trazos gruesos o clichés en que cae «Free Love» ahora se notan mucho más, en especial en personajes como el caricaturesco líder gay encarnado por Steve Carell, quien en su ruidosa lucha por los derechos de las minorías sexuales parece salido de otra película y contrasta mucho con el tono del filme y los matices interpretativos de los protagonistas.
En su tercer largometraje, el director Peter Sollett («Nick & Norah’s Infinite Playlist») desaprovecha en su puesta en escena la fuerza de la temática que aborda esta historia, optando por los subrayados innecesarios y las obviedades, en vez de las sutilezas que sí se esfuerzan en desarrollar sus tres actores principales, en especial la pareja protagónica, encarnada por Julianne Moore y Ellen Page: en sus sensibles interpretaciones se alcanza a percibir calidez y humanidad, lo que a pesar de todo permite hacer creíble, sincera y emotiva su relación y las vicisitudes que deben enfrentar como pareja, así como el complejo proceso de enamorarse por encima de los obstáculos.
Pudo ser mucho mejor y convertirse en un hito en la adaptación fílmica de este tipo de historias, pero que, a pesar de todo «Free Love» conmueva, igual tiene su mérito.
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«El hilo rojo»
Habría que ser muy ingenuo como espectador para no entender que gran parte del revuelo mediático que ha tenido y está teniendo esta película se debe al escándalo sentimental que sus protagonistas protagonizaron fuera de cámara durante el período de rodaje.
También es difícil cuestionar no sólo el carisma y atractivo físico de ambos, sino además la innegable química que transmiten en pantalla, lo que ya de por sí explica también el enorme éxito que este segundo largometraje de la realizadora transandina Daniela Goggi ha estado teniendo en Argentina, y que de seguro en Chile también debería entusiasmar y cautivar a fans de Benjamín Vicuña, y a quienes desde ahora comiencen a admirar a Eugenia «China» Suárez.
Pero más allá de eso, y de que al menos el ritmo es fluido y el filme dura poco, no hay mucho más: sin duda puede conmover a las almas que creen en el romanticismo de los lugares comunes, pero una estética publicitaria exacerbada por la música, un guión lleno de clichés y una historia y diálogos que más la asemejan a una convencional teleserie, no llevan a esta producción más allá de lo cursi y predecible.
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