El uruguayo Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), presiona a Venezuela para que realice un referéndum revocatorio. El recurso está contemplado en la Constitución venezolana y permitiría remover al presidente Nicolás Maduro y su gobierno si se realiza este año. Para este propósito solicitó la convocatoria de un Consejo Permanente de los Estados miembros a mediados de este mes. El objetivo es analizar cómo la crisis por la que atraviesa el país “afecta gravemente el orden democrático».
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El fuerte del presidente Nicolás Maduro no es la diplomacia, pese a que ocupó la cartera de Relaciones Exteriores. En un lenguaje que lo empequeñece, declaró: «Señor Almagro, métase su Carta Democrática por donde le quepa. ¡A Venezuela se la respeta!”. Para Maduro lo que hay tras la convocatoria es un intento por: “Imponernos desde Estados Unidos la forma de gobernar. La Carta Democrática de la OEA le permite a Estados Unidos intervenir a Venezuela. Han pasado más allá del límite”.
El cambio en la correlación de fuerzas política en América Latina está a la vista. Venezuela, bajo el gobierno de Hugo Chávez, jugó un rol protagónico para disminuir la influencia de la OEA. La institución era presentada como la “oficina colonial” para asuntos latinoamericanos de Washington. La gravitación de Estados Unidos sobre el organismo le restaba legitimidad ante los ojos de la corriente bolivariana en auge.
El peso político de la OEA disminuía a medida que surgían instancias como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) fundada en 2007, impulsada por Brasil, o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) creada en 2011. Los países de la región reforzaban ámbitos que excluían a Estados Unidos.
Hay una nueva realidad política y ahora en el seno de la OEA es el gobierno de Caracas el impugnado. El cambio de gobierno en Argentina y de régimen en Brasil ha alterado el balance regional al cual se sumará Perú tras las elecciones del domingo 5.
Es improbable, en todo caso, que Venezuela sea suspendida de la organización pues cuenta con suficientes países aliados para impedirlo. El debate abierto es de todas formas una inyección a la vena para las aspiraciones opositoras de forzar el referendo revocatorio todavía este año. Si ello ocurre y los opositores ganan corresponde realizar elecciones para un nuevo gobierno. Si Maduro logra impedirlo y la consulta es después del 10 de enero del año entrante, en caso de perder, solo él deberá dejar el cargo y asumirá el vicepresidente. El resto del gobierno seguiría intacto. Esa es la gran batalla política que se libra en estos momentos.
La OEA y los cambios de régimen
La región pasó por una serie de crisis que culminaron con la salida de mandatarios democráticamente electos. Ocurrió en Honduras con la remoción del presidente José Manuel Zelaya, en 2009; con el presidente Fernando Lugo del Paraguay, en 2012, y recientemente con la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff en Brasil.
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Hechos que fueron calificados por algunos como golpes de estados constitucionales. Para otros fueron los propios mandatarios depuestos los que incurrieron en acciones reñidas con la Constitución.
Son todos cambios de régimen que tumbaron gobiernos de orientación bolivariana o progresistas por corrientes derechistas. Sólo en el caso de Honduras la OEA activó la Carta Democrática que llevó a la suspensión del país del organismo.
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