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Unos 20 millones de jóvenes en América Latina de entre 15 y 24 años ni estudia ni trabaja (ninis) y esta situación les convierte en presa fácil del narcotráfico y el crimen organizado, dijo hoy a Efe Rafael de Hoyos, uno de los coautores de un estudio sobre esta realidad en la región.
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«Son presa más fácil de los que están en el sistema educativo o tienen un trabajo estable, los ‘ninis’ son más vulnerables, sobretodo, en contextos de incremento de la violencia y la criminalidad», señaló Hoyos.
Rafael Hoyos es uno de los coautores del estudio «NiNis en América Latina: 20 millones de jóvenes en busca de oportunidades», auspiciado por el Banco Mundial (BM), presentado en enero en Washington y hoy en la capital dominicana.
No obstante, aclaró que la situación depende del contexto político y económico de loa países donde crecen éstos jóvenes.
Puso como ejemplo Chile, donde a pesar de la realidad social de los llamados ‘ninis’, en es nación «no hay un problema de crimen organizado lo suficientemente grande que demande la prestación de servicios de estos jóvenes» como si ocurre en otras naciones de América Latina.
De acuerdo con el informe que se presenta hoy en Santo Domingo, la mayoría de los «ninis», como se denomina a este grupo, se encuentra en Brasil, Colombia y México y una amplia mayoría, más del 70 %, vive en ciudades y tiene un bajo nivel educativo.
Entre 1992 y 2013, la proporción de «ninis» descendió solo marginalmente, pero su número absoluto se incrementó en unos 4 millones, en gran medida impulsado por el aumento entre los jóvenes varones.
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En este periodo, el porcentaje regional ha pasado de representar el 23,4 % al 19,3 %, mientras que el número total creció de 16,4 millones a los 20,8 millones actuales.
Un aumento del 1 % en el número de «ninis» supondrá un descenso en los ingresos del 7 % en los siguientes 20 años, según los cálculos del BM.
Hoyos dijo a Efe que las autoridades educativas tienen una gran responsabilidad para tratar de disminuir las desigualdades de origen de este segmento poblacional a partir de una educación de calidad, que se debe focalizar hacia los niños de hogares más pobres.
Pero también la responsabilidad recae, observó, en las autoridades laborales que, según planteó, deben poner en marcha programas de capacitación para aquellos jóvenes que ya están fuera del sistema educativo y que no tienen las habilidades para insertarse en el mercado laboral
A la vez, argumentó que también el joven debe tomar las oportunidades que le ofrece el sistema educativo y el mercado laboral y en las medidas de sus posibilidades plantearse metas de largo plazo y ser consistente.
«Aún en los países donde hay las tasas de ‘ninis’ más elevadas de la región, aún en esos casos, hay jóvenes que a pesar de que provienen de hogares marginados pueden sobresalir», aseguró.
Hoyos propuso una estrategia integral «que aborde la situación desde sus orígenes y que le provea a los jóvenes las habilidades cognitivas y socioemocionales de las cuales carecen y que son el determinante principal tras su condición de ‘ninis'».
«Lo que debemos hacer es abordar el problema de origen con políticas de primera infancia bien focalizadas a los hogares más vulnerables, más pobres, para que los jóvenes tengan igualdad de oportunidades sin importar en qué lugar nacieron», observó.
Por último, apostó por un sistema de educación «que no se exacerbe sino que sea un motor de oportunidades» para los jóvenes.
«Para ello tenemos que proveer igualdad a la educación, no de acceso como lo hemos hecho hasta hoy en América Latina, sino a la calidad de la educación
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