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El papa Francisco conversó hoy en audiencia privada en el Vaticano con Lidia Guerrero, madre de Víctor Saldaño, el único argentino condenado a muerte en Estados Unidos y actualmente en el corredor en Texas desde 1996.
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Guerrero transmitió a Jorge Bergoglio su preocupación por la situación en la que se encuentra su hijo, las condiciones de «aislamiento y de falta de contacto físico» en las que vive y el estado mental «deteriorado» que padece.
«En este momento, y después de tantos años que lleva mi hijo en el corredor de la muerte, ya su estado mental está totalmente deteriorado. He venido a pedir ayuda», confesó Guerrero en una rueda de prensa celebrada tras el encuentro.
La madre de Saldaño reconoció que para ella tiene un valor especial «todo lo que el papa pueda hacer como jefe de la Iglesia Católica» y puso el acento en la concepción que Bergoglio tiene «de la pena de muerte y que ha revelado al mundo» en diversas ocasiones.
En este sentido, recordó que el papa «ha pedido en varios países del mundo la supresión de la pena de muerte», como cuando viajó a Washington en septiembre de 2015 y abogó en el Congreso de Estados Unidos por la «abolición mundial» de esta medida.
«Tengo fe de que él va a poner todo su empeño, como en todos los asuntos que trata, y va a tratar de ayudarnos», confió.
«Estoy segura de que él va a hacer lo posible, (que mi hijo) estará en sus oraciones. También pidió que recemos por él, por todas las cosas en las que él está empeñado para ayudar a las personas que sufren», agregó.
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Describió la audiencia privada con el pontífice argentino como un encuentro agradable y destacó que fue «muy bien recibida, con mucho amor» y que Francisco le permitió «expresar todo» lo que ella quería.
Además, en su comparecencia ante los medios, Guerrero denunció el uso de la pena de muerte, una medida «injusta» -opinó- que es aplicada en algunas ocasiones de forma discriminatoria y que afecta «a los más débiles y pobres» de la sociedad.
Guerrero estuvo reunida con el papa en privado, pero al Vaticano acudió acompañada de sus representantes legales Juan Carlos Vega y Juan Pablo Cafiero -ex embajador argentino ante la Santa Sede-, quienes pudieron saludar brevemente al papa tras las conversaciones a puerta cerrada.
Cafiero sostuvo que el papa se encontraba «muy bien» y «muy conforme con la presencia de Lidia, muy consustanciado con la causa» de Saldaño.
Por su parte, Vega calificó el corredor de la muerte en la que se encuentra este argentino como «un sitio de tortura» y solicitó que Saldaño sea liberado y trasladado a «una institución psiquiátrica».
Saldaño, de 43 años y preso en Texas, fue condenado a muerte en junio de 1996 por el asesinato en noviembre de 1995 de Paul King, un vendedor de ordenadores, en Dallas.
Según la defensa del acusado, la condena se fijó con base en criterios discriminatorios, por lo que Vega llevó el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 1999.
En 2002, la Corte Suprema de Estados Unidos declaró la nulidad de la sentencia por «discriminatoria», pero dos años más tarde fue juzgado y condenado nuevamente y en 2007 la Cámara de Apelaciones de Texas rechazó un pedido de nulidad.
En agosto de 2015, la familia de Saldaño confió en que Francisco intercediera por Saldaño en su encuentro en septiembre de ese año con el presidente estadounidense, Barack Obama.
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