En Bélgica la eutanasia es legal desde el 2002, sin embargo, ha vuelto al ojo de la polémica, luego que un hombre decidiera solicitarla porque no puede aceptar su homosexualidad.
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“Siempre pensé en la muerte, desde mis primeros recuerdos, siempre estuvo presente”, sentencia Sébastien, cuyo nombre fue cambiado para proteger su identidad, sobre su decisión.
En un reportaje publicado por BBC, el hombre entregó sus impresiones respecto de la posibilidad de recurrir a la muerte asistida para terminar con su sufrimiento.
“No estoy preocupado por el momento que me pongan el goteo en el brazo”, dijo.
El hombre, quien ha realizado tratamientos terapuéticos durante 17 años para curar lo que el considera un trastorno, cree que no tiene otra opción que la eutanasia.
“Toda mi vida me ha llevado a esto, en realidad”, comentó en la entrevista con el medio inglés.
«Cuando crecí, conocí a un joven del cual me enamoré perdidamente. Los dos teníamos 15 años. Era algo inaguantable para mi. Yo no quería ser gay», recuerda.
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Para poder optar al porcedimiento Sébastian, o cualquier persona en Bélgica, debe demostrar “un sufrimiento físico o mental constante e insoportable”, según establecce la ley. En casos de carácter sicológico, un equipo de tres médicos es el encargado de definir si la eutanasia es la opción correcta.
El caso del hombre de Bélgica hace recordar al de Valentina Maureira, quien en 2015 conmovió al país y al mundo por solicitar a la Presidenta Michelle Bachelet autorización para recibir la eutanasia, debido a su negativo pronóstico a raíz de la fibrosis quística que la aquejaba.
El llamado de la adolescente reabrió el debate en Chile, generando la presentación de un proyecto de ley, el que continúa en el Congreso a la espera de su discusión.
PUB/NL