PUBLICIDAD
0 of 4
Brenda Lee Marquez se sacrificó al cubrir a su hijo y recibir los balazos
Uno de las historias más emotivas de los sobrevivientes de la masacre en el club “Pulse” es la de Isaiah Henderson, cuya propia madre se sacrificó y recibió dos balazos que le arrebataron la vida.
Brenda Lee Marquez McCool cubrió con su propio cuerpo a su hijo Isaiah Henderson la noche en que Omar Mateen irrumpió en el centro nocturno de la ciudad de Orlando, Florida, y comenzó a disparar con un rifle AR-15 matando a 49 personas e hiriendo a 53.
Las balas hubieran acabado con la vida del joven de 21 años de no haber sido por el gran instinto maternal de Brenda.
Este acto heróico ha marcado para siempre la vida de Isaiah, quien rindió un merecido y muy emotivo tributo a su madre durante el funeral realizado el lunes en la Iglesia Metodista Unida de Orlando.
Pero ni las lágrimas lograron ahogar los sentimientos que fluyeron de Isaiah mientras hablaba del gran amor y eterno agradecimiento que sentía por su madre.
“Quiero decir que mi mamá era una de las mejores,” comenzó el joven. “Nunca pensé que su vida terminaría justo ante mis ojos.”
PUBLICIDAD
La fortaleza de Isaiah le ayudó a no detener su discurso.
“Era la mamá que nodos quieren,” continuó. “Siempre acotó a todos con los brazos abiertos. Amaba a todos de igual manera y profundamente, sin importar nada.”
Rápidamente su hermano y su tío se acercaron al púlpito para dar apoyo a Isaiah, quien no paraba de sollozar y asegurar que “no he dejado de llorar desde que ocurrió.”
Brenda, de 49 años de edad, fue una mujer fuerte. Madre soltera de 11 hijos, 7 hombres y 4 mujeres. Fue una sobreviviente de dos tipos de cáncer y solía frecuentar “Pulse” con su hijo para bailar toda la noche.
La historia de Brenda ha conmovido tanto que se ha convertido en un símbolo de lucha por la igualdad y de tolerancia para la comunidad LGBT internacionalmente.
Incluso el Alcalde de Orlando, Buddy Dyer, declaró un día de luto en honor a esta madre heroína.
Al finalizar el servicio, su familia lanzó 49 globos blancos en honor a las víctimas de una de las peores masacres en la historia de Estados Unidos.