Opinión

Columna de Economía para Todos: “Realismo sin renuncia”

El día de hoy finalizo mis clases como docente de Microeconomía y Marketing para alumnos de Ingeniería Comercial y Periodismo. Un verdadero privilegio, enriquecedor en lo personal y profesional. Durante 4 meses compartí mis conocimientos de economía con generaciones de futuros profesionales, siempre procurando recurrir a la contingencia nacional e internacional para contribuir a una mejor comprensión.

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Dado esto mis clases no estuvieron exentas de debate y reflexión. Para mi sorpresa pude notar un consenso generalizado sobre las necesidades sociales que Chile adolece.

 

Es que mis alumnos debatían en torno a las formas, pero espontáneamente comprendían que no todo está bien. Al respecto la crisis de Chiloé, el salario mínimo, las colusiones, los casos de corrupción y el costo de la educación superior fueron temas suficientes para que mis alumnos comulgaran empatía por quienes no gozan de óptimos recursos y oportunidades.

 

La mayoría de los países en el mundo están resintiendo una coyuntura de desaceleración económica: menor aumento de sus riquezas que en periodos pasados. China ya no es el país grande capaz de potenciar el crecimiento de América del Sur, los países desarrollados no consumen tantas materias primas como antes, las crisis de deuda en Europa provocaron que Reino Unido se cuestionara su permanencia en el bloque y Estados Unidos duda de la fortaleza de su economía.

 

Al respecto las profundas reformas económicas y sociales que Chile deseaba impulsar encontraron un punto de inflexión, en lo que se denominó “realismo sin renuncia”. Los cambios siguen, pero esta vez siendo responsables y coherentes con el panorama económico nacional e internacional.

 

Al respecto, el número de beneficiados por gratuidad en educación aún no está claro, existen dudas sobre lo justo que resulta el aumento del salario mínimo y sobre cómo mejorar las jubilaciones bajas aún no es materia de efervescencia social.

 

La realidad es que Chile sigue siendo el país con mayor desigualdad de la OCDE, el 58% de trabajadores percibe un salario menor a $363 mil pesos, el promedio de las jubilaciones de vejez es de 185 mil pesos y sólo el 24% de los trabajadores pudo acceder a educación superior.

 

Hoy finalizan mis clases como profesor universitario. Ojalá no el deseo de un Chile mejor. Las nuevas generaciones tienen la oportunidad de trabajar por una sociedad más justa. Sin embargo, a la vez, el deber de aprender conocimientos y herramientas profesionales que el día de mañana permitan una conducción responsable de estas mejoras.

 

Es que el desafío es hacer de Chile un mejor país, entendiendo que el equilibrio entre anhelos y restricciones será el único camino para que el cambio sea perdurable en el tiempo. Realismo sin renuncia.

 

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Matías Godoy

Director de Economía para Todos

 

     

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