Primero, quiero felicitar a los que participaron de las primarias para elegir candidatos a alcalde en las municipales de octubre. Los pocos que lo hicieron, nos dieron a todos los demás una lección de responsabilidad cívica, compromiso con la sociedad y voluntad de construir un mejor país, empezando por la propia comuna. Quien se margina o muestra desinterés, no puede luego quejarse que tengamos malos alcaldes, malas administraciones, que fallen los elementales servicios públicos.
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Es un signo de gran egoísmo mostrar desinterés, pasar a la calidad de lastre, que sólo usufructúa de las bondades de la sociedad y no aporta con nada, ni siquiera su voto.
Soy de la idea de votación libre. Pero a veces pienso que se debe reinstaurar el voto obligatorio. Parece que esto de la libertad a algunos les cuesta y no sabemos valorarla.
Ojalá en las municipales de octubre concurramos masivamente a votar y demos muestra de un mínimo de cultura cívica: participar de la elección de nuestros representantes.
Los malos gobiernos y autoridades locales no son culpa de quienes los eligen. Mayor responsabilidad la tienen quienes, pudiendo votar, no lo hacen.
La segunda felicitación va para los que han participado de los cabildos y encuentros locales para diseñar la nueva Constitución. Ya el solo hecho de conversar, sentarse a debatir seriamente, con altura de miras, es un ejercicio en la democracia y clase de cultura cívica.
Tal vez no sea necesaria una Constitución completamente nueva. No inventaremos la rueda con la nueva Constitución. Grandes novedades no habrán. La del 80 no aportó grandes novedades tampoco. En fin, pero será bueno sacarle a esa carta base el estigma que carga de ser producto de un debate mediocre, entre cuatro paredes, fruto de un antojo de un período siniestro de nuestra historia.
Estamos en democracia, perfectible, pero democracia al fin y al cabo. ¿No está de acuerdo con todo esto? No se queje después que el resultado es malo.
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Y el tema que me ocupa: la mayoría de las capitales de regiones tienen un alto grado de contaminación. Si no es el aire, es el ruido o la basura. Notamos que las autoridades fiscalizadoras no dan abasto. El buen aire y ambiente de nuestras ciudades pasa por la conciencia personal de cumplir las leyes. Si no nos ponemos las pilas en esto, terminaremos enfermos y sofocados todos. Seamos custodios y vigilantes en esto de cuidar el aire y medio ambiente. Atrevámonos a una corrección fraterna a los vecinos que no cumplen, ya sea encendiendo parrillas, quemando leña o haciendo mucho ruido. Una palabra de corrección dicha con respeto y caridad, será un gran aporte.
En estos días se discute en el Senado el proyecto de la despenalización del aborto en tres causales. La defensa de la vida es integral. Si se crea conciencia del respeto al otro, que tengo al lado, crecerá la conciencia de defensa y respeto al no nacido.
La próxima semana celebramos a los grandes santos Pedro y Pablo. Pilares de la Iglesia. No se olvide de agradecerles el feriado del lunes. Bien nos hace.
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