Dos estudios aparecidos hace unas semanas mostraron una nueva luz roja a nuestro alicaído sistema educacional. La baja en la comprensión lectora en colegios tradicionalmente con buenos estándares académicos y otro tanto en el mundo adulto. Usted mismo, ¿está leyendo algún libro?
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Hemos cedido al engaño de creer que un simple clic, un usb, descargar, play, stop, on, off, bastan para adquirir conocimientos, casi por obra de magia. Seis palabras, un par de toques en la pantalla y ya creemos «saber». El gran engaño del mundo escolar -culpa de los adultos- es creer que saben. Quien reconoce su ignorancia, quien reconoce que le queda mucho por aprender, mucho camino por andar, es sabio. La ignorancia soberbia es el peor mal para una sociedad y sistema escolar. Mucho de eso hay en la actual ignorancia ilustrada, espejismo de modernidad en que ha caído nuestro sistema educacional.
Así lo muestran las mencionadas mediciones al nivel académico de escolares y adultos. Pasamos, como leí por ahí, del apagón cultural al abismo cultural. No logramos repuntar los índices de comprensión lectora y habilidades matemáticas, a pesar de los recursos y tiempo invertidos. Los soportes comunicacionales como celulares y computadores nos regalan la ilusión de sabiduría, pero es sólo eso: una pura ilusión engañosa, que finalmente lleva a frustración.
Muchos escolares -se escucha y ve en las marchas- han perdido la capacidad de opinar, hablar sin reprochar. No se opina, no se argumenta, no se comparten ideas. Es cerrarse ante la verdad e idea del otro. Es desconocer la experiencia y mayor conocimientos de quien, por oficio e historia, sabe más.
Como leí en un comentario de lector atribulado: «Uno sube al metro y de 6 personas cercanas, 5 están abstraídas en su smartphone, angustiadas si es que no reciben al segundo los whatsapp. Y aunque vayan acompañadas, para nada comparten con quien las acompaña. Era grato ver en TV, con ocasión de las elecciones en Perú, como la gente hablaba, intercambiaba opiniones en lugares públicos, sin agredirse, sino dando razones de sus opciones. Aquí no se discute, no se argumenta, surgen de inmediato las descalificaciones y el lenguaje vulgar agresivo, no por la forma, sino por el tono en que se verbaliza».
Basta de echar la culpa al empedrado, «al sistema», a los profesores. El mundo adulto, las familias, los padres y madres, hemos hecho poco por mejorar los índices académicos.
Muchos han cedido a los encantos de una técnica que no suplirá nunca el trabajo serio, esforzado y constante del aprendizaje. Es opinión generalizada que el uso de las tecnologías informáticas servirán para obtener información, pero no para ejercitar habilidades más complejas como inferir, interpretar, argumentar, propias del proceso de comprensión lectora y complejidad de raciocinios. Una parte de los escolares comienzan las vacaciones de invierno. Póngase el propósito de que su hijo lea al menos un buen libro en estas semanas. Uno gordo. Un pequeño aporte al mejoramiento de la educación.
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