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Un escuadrón de palomas para medir la contaminación atmosférica

Una patrulla de aves equipadas con un GPS fue lanzada para vigilar la calidad del aire de Londres

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La contaminación atmosférica es uno de los más grandes males de la humanidad pues actualmente es la responsable de 7 millones de muertes en el planeta cada año. Según informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la actualidad hay pocos riesgos que afecten tanto a la salud en el mundo como la contaminación.

En concreto en  mueren 9500 personas cada año en a causa de la larga exposición a su aire contaminado, de acuerdo a un reporte elaborado por el King’s College.

La agencia británica DigitasLBi ideó una forma creativa de advertir a los ciudadanos de Londres cuán contaminado está el aire que respiran en las zonas de la ciudad que transitaban.  Se trata de la Patrulla Aérea de Palomas –Pigeon Air Patrol-, un escuadrón de aves equipadas con una pequeña computadora en sus lomos destinada a monitorear la calidad del aire londinense.

El crecimiento incontrolado de la población de palomas ha convertido a estos animales en un problema en diversas ciudades del mundo. Ahora, esta maniobra puede convertir a estas aves en un gran aliado en la lucha contra un problema mucho más preocupante: la contaminación atmosférica.

Cada paloma está equipada con un pequeño y ligero chaleco, que lleva en la espalda el dispositivo de medición con GPS, el cual es capaz de monitorear los niveles de ozono, compuestos volátiles y dióxido de nitrógeno. Cada chaleco pesa alrededor de 25 gramos por lo que no afecta el vuelo de estas aves, las cuales alcanzan velocidades de hasta 80 km/h.

Durante tres días de marzo  un escuadrón de 10 palomas  equipadas con una “mochila” y un sensor, informaron a los ciudadanos qué tan contaminado estaba el aire que respiraban. La información que recogían en sus vuelos por todo Londres era reunida en una base de datos y posteriormente publicada en el mapa que puede verse a través de www.pigeonairpatrol.com.

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Además de encontrar información en el sitio web oficial de la iniciativa, las personas podían consultar qué tan contaminado estaba el lugar en el que se encontraban escribiendo un tuit a @PigeonAir y el equipo que coordinaba las palomas respondía en cuanto veía el mensaje. Los usuarios de la red social podían encontrar cinco tipos de respuestas posibles frente a la contaminación del aire: que estaba limpio, que tenía polución moderada, alta, muy alta y extrema.

La campaña fue lo suficientemente efectiva como para conseguir reunir mediante financiación colectiva el dinero necesario para adquirir algo más de un centenar de sensores para que más habitantes de la ciudad los lleven consigo colgados de sus mochilas, instalados en sus bicicletas, sujetos al carrito de un bebé, o donde les parezca para poder seguir recolectando datos más allá de las posiciones de las 120 estaciones fijas de Londres.

Esta parte de la campaña ha arrancado en junio de 2016 y la idea es que los científicos del Imperial College de Londres usen los datos, convenientemente anonimizados, para ver qué provecho se puede sacar tanto de ellos como de esta nueva forma de obtener las mediciones; se trata de una iniciativa que podría ser además de utilidad en muchas otras ciudades del mundo en las que respirar es una especie de desafío cotidiano.

PUB/IAM

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