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Pablo Contreras Pérez
La semana pasada conocíamos un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en el que Chile apareció en el top cinco de los que trabajan más horas dentro de 38 países analizados en el mundo.
Uno podría pensar que eso está perfecto, pero lo cierto es que nuestro país está lejos de alcanzar los niveles de productividad que se equiparen a ese tiempo que las personas pasan en sus trabajos.
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«Principalmente tiene que ver con la competencia de los trabajadores», argumenta Aldo Sepúlveda, director comercial de la empresa de recursos humanos, Adecco.
A su juicio, el problema que hay en nuestro país es que «existe una diferencia entre lo que necesitan las empresas y lo que ofrecen las universidades e institutos en sus mallas curriculares», provocando una brecha en el mercado laboral chileno.
Claro que para este ejecutivo de Adecco, una de las principales claves para comenzar a cambiar esto y aumentar la productividad de los chilenos pasa por cambiar el chip y pensar menos en la hora y entrada de la oficina.
«Si te fijas en países donde hay menor cantidad de horas trabajadas, son más eficientes tienen mucha flexibilidad laboral», sostiene.
Sepúlveda subraya que esto «tiene que ver con un tema cultural y general. Hoy en día estamos en una generación que no sólo aspira al salario normal, sino que también a un ‘salario emocional’, como beneficios, el teletrabajo, como preocuparse de condiciones diferentes de horarios, para mamás solteras con hijos».
Claves para mejorar
El especialista es enfático al señalar que «cuando tú tienes una empresa que te respalda en la vida familiar, los trabajadores, en su mayoría se van a comprometer mucho más».
En ese sentido, Sepúlveda comenta que este aspecto que «los cambios legislativos que vayan en pro de la flexibilidad siempre son positivos, tanto para el trabajador como para los empresarios».
Asimismo apunta además que aquellas organizaciones que por ejemplo, aplican la modalidad de teletrabajo ahorran mucho en gastos.
En definitiva, el experto señala tres cosas en las que nuestro país debiera avanzar: uno es bajar el número de horas semanales; lo segundo es bajar la brecha entre la demanda de las empresas y lo que las universidades y los institutos preparan para el mercado laboral; lo tercero es tener una cuota de trabajadores con capacidades diferentes, «porque esos son trabajadores que entregan mucho compromiso», asegura.