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EFE
Chile y Costa Rica son dos de los países reconocidos por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) por haber elevado los niveles de seguridad alimentaria al tiempo que han mantenido o aumentado la superficie forestal.
Según un nuevo informe de la FAO difundido en Roma, los dos países latinoamericanos forman parte de una lista de más de veinte Estados que han demostrado que «no es necesario talar los bosques para producir más alimentos».
De todos ellos, la cubierta forestal se ha incrementado más del 10% en Argelia, Chile, China, la República Dominicana, Gambia, Irán, Marruecos, Tailandia, Túnez, Turquía, Uruguay y Vietnam.
Siguiendo criterios de representación geográfica, la publicación detalla los casos de Chile y Costa Rica, que según la directora de la FAO de Política Económica Forestal, Eva Müller, han logrado un «desarrollo que toma en cuenta tanto la agricultura como los bosques», aunque cada uno de una forma distinta.
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Müller explicó a Efe que Chile, de ingresos altos y con un crecimiento del PIB «sustancial», ha establecido políticas que ayudan a aumentar la producción agrícola al tiempo que ha impulsado la plantación de bosques con actividades como la comercialización de madera.
El estudio apunta que el sector agrícola chileno ha reaccionado de modo flexible a los cambios del mercado abierto, en particular al potencial de exportación, y ha respondido positivamente a los menores aranceles sustituyendo los cultivos tradicionales por alternativas más rentables, como el vino, las frutas o las flores.
Entre otras acciones, Chile (con un 24% del territorio cubierto de bosques y un millón más de hectáreas plantadas desde 1990) ha aumentado la productividad agrícola y ha otorgado incentivos para la inversión privada.
Además, su producción de madera para la industria se ha triplicado en 25 años y se han impulsado las subvenciones a la forestación, un requisito jurídico para replantar tras la explotación de la tierra que contribuye a proteger los suelos.
En cuanto a Costa Rica, el país ha combatido la deforestación -que llegó a su máximo nivel en la década de 1980- con una ley que prohíbe los cambios del uso de la tierra procedente de bosque natural en áreas protegidas y con un sistema de pagos a cambio de servicios ambientales desde 1997, que ofrece ayudas a los agricultores que planten árboles y trabajen para conservar la superficie forestal.
Müller destacó igualmente el desarrollo económico costarricense a partir del ecoturismo y su política destinada a neutralizar las emisiones de dióxido de carbono, lo cual «va en la buena dirección porque le permitirá mantener sus bosques».
En 2015 la cubierta forestal abarcaba el 54 % del territorio del país centroamericano, que ha reducido la deforestación -motivada en parte por el cultivo de productos básicos para la exportación- dando más prioridad a la conservación y la gestión sostenible de los bosques.