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En total, el año pasado se hallaron ocho cadáveres de recién nacidos en el domicilio de Andrea Göppner en Wallenfels, en Baviera (sur), pero tres de ellos se encontraban en un estado de descomposición tan avanzado que no fue posible determinar las causas de la muerte.
Al parecer, el último bebé nació muerto.
En el juicio, que tuvo lugar en el tribunal de Coburgo (centro), la acusación había solicitado cadena perpetua.
«Cuando un caso así es juzgado, de repente mucha gente sabe lo que se debe hacer, como encerrar para siempre a esta supuesta madre horrible», comentó el presidente del tribunal, Christoph Gillot, citado por la agencia DPA.
«Pero primero tenemos que entender su comportamiento, esto no significa justificarla sino más bien intentar comprenderla», agregó.
Su marido, del que estaba separada, Johann Göppner, de 55 años, acusado de un delito de cómplice de asesinato, fue absuelto.
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El primer día del juicio, el 12 de julio, Andrea Göppner reconoció haber asfixiado a algunos de sus recién nacidos pero no recordaba exactamente a cuántos había dado muerte.
Según el acta de acusación, Andrea Göppner estuvo embarazada ocho veces entre 2003 y 2013 «y trajo al mundo, cada año o año y medio, a ocho bebés», en su cocina o en el salón de su casa, sin la menor asistencia médica y en ausencia de su esposo.
Este último, quien no ignoraba los embarazos de su mujer, estaba de acuerdo en que los matara y aceptaba que ella escondiera los cadáveres en el sauna de la vivienda, según la acusación.
En cuanto comprobaba que el recién nacido comenzaba a llorar, la mujer «tomaba una toalla y la apretaba sobre la nariz y boca del niño hasta asfixiarlo y que dejara de llorar», según la fiscalía.
La pareja tuvo otros tres hijos y cada uno de ellos tenía otros dos de uniones anteriores. Nadie en la localidad de 2.800 habitantes donde vivían parecía haber notado los sucesivos embarazos de Göppner.
Una vecina había encontrado un primer cadáver pocas semanas después de que la acusada se mudara para convivir con un nuevo compañero. Después, la policía encontró los otros cadáveres metidos en bolsas de plástico o entre ropa de cama.
PUB/IAM