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En las redes sociales nunca falta algún tema interesante para que los usuarios debatan. Y las ilusiones ópticas siempre ayudan a la polemica. ¿Se acuerdan el vestido azul con negro? ¿O era negro con dorado?
Ahora, una sencilla ilusión óptica ha logrado confundir a muchos.
En la imagen podemos ver una serie de barras alineadas. ¿En dónde está lo extraño? En que nadie se pone de acuerdo al momento de decidir cuántas barras son exactamente.
Por esto, la imagen se ha vuelto viral, especialmente en Twitter y Facebook. ¿Ustedes cuántas barras ven? Pueden comenzar a contar de izquierda a derecha, y luego de derecha a izquierda.
¿En ambas direcciones ven el mismo número de barras? ¡Es asombroso!
Nuestro cerebro se confunde con las ilusiones ópticas, ¿pero por qué?
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Han existido casos, como el del famosísimo vestido azul/negro o blanco/dorado, que mencionamos más arriba, y que «enloqueció» a Internet durante días… y no se detienen, pues el vestido, hasta la fecha, sigue siendo compartido.
A decir verdad, esta «locura» llegó a salirse de Internet para comenzar los debates en centros de trabajo, escuelas y hogares.
Pero la duda es, ¿qué sucede realmente en estos casos? ¿Cómo es posible que nuestros ojos logren engañar a nuestro cerebro?
La respuesta se encuentra, desde luego, en nuestro cerebro; pero específicamente en nuestra forma de percibir la información que tenemos delante: el cerebro analiza por separado la información transmitida por la retina. Nuestros ojos reciben cierta información que viaja a través de distintos nervios hasta la corteza visual primaria.
Una vez ahí, la información se divide y es enviada a la corteza visual secundaria… sin embargo, entre todo este movimiento, la información que acabamos por recibir y entender puede contener errores, mismos que son tratados de solucionar -sin éxito- por el cerebro.
Por culpa de las «soluciones» que nuestro cerebro trata de implementar con desesperación para comprender lo que está viendo, es que existen las ilusiones ópticas.
«Ver para creer», dice un dicho. Sin embargo, como acabamos de leer, a veces no podemos confiar ni en lo que estamos viendo con nuestros propios ojos.