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Escándalo en Australia por las torturas a menores en un correccional

Varios videos sacan a la luz los maltratos a chicos en un centro del norte del país, donde la mayoría de la población es aborigen


El primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, anunció hoy una investigación en los reformatorios del norte del país, donde vive una amplia población aborigen, tras la difusión de vídeos y fotografías de casos de tortura a jóvenes detenidos en Darwin.

Un adolescente con el cuello atado al respaldo de una silla y la cabeza cubierta por una capucha y el uso de gas lacrimógeno en las celdas de menores son algunos abusos que los guardias del centro Don Dale cometían con los internos, según el material divulgado.

La imágenes, emitidas anoche en el programa «Four Corners» de la televisión estatal ABC, muestran las torturas grabadas por las cámaras de seguridad del recinto y otros dispositivos electrónicos que llevaban los propios guardas.

Turnbull expresó su conmoción por lo acontecido y señaló que la comisión investigadora determinará «si existe una cultura (de torturas) extendida en el sistema de detención en el Territorio Norte o si era específica a ese centro».

La investigación también deberá «profundizar sobre lo que pasó en Don Dale y esclarecer si hay otros asuntos vinculados que debamos ver», añadió el gobernante.

Una de las primeras reacciones del gobierno ha sido la destitución del ministro de Servicios Penitenciarios del Territorio Norte, John Elferink.

Líderes políticos y sociales, Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y usuarios de las redes sociales han condenado las torturas, el maltrato y los abusos verbales, como los innumerables insultos que proferían los guardias a las víctimas internadas en el reformatorio, donde se recluía a niños de entre 10 y 17 años.

En declaraciones al canal ABC, el abogado John Lawrence comparó el trato que recibían los menores al que sufren los presos en la prisión de Guantánamo.

En el Territorio Norte, cuya capital es Darwin y cuenta con una amplia población aborigen, el 96 por ciento de los menores recluidos en los reformatorios son indígenas, y muchos de ellos han sufrido abandono o conflictos familiares.

Dylan Voller, un aborigen que ahora tiene 17 años de edad, es una de las víctimas de Don Dale.

En uno de los episodios más duros del reportaje periodístico, Voller aparece con la cabeza cubierta por una capucha blanca que le dificulta la respiración, y se ve cómo le atan a una silla con grilletes, las piernas, los brazos y el cuello, y lo dejan solo en castigo por tratar de autolesionarse.

«Relájate (…) Volveremos a visitarte. No te queremos mantener así», le dice al adolescente uno de los guardas.

Otra grabación, de 2014, muestra a los cuidadores cuando rocían con gases lacrimógenos una celda donde se encuentra media docena de jóvenes y, entre risas, arremeten contra ellos sin ningún intento de negociar o tranquilizar a los menores.

Jake Roper, uno de los niños aborígenes que aparecen en esas imágenes, ingresó en Don Dale por robar un coche mientras se encontraba sin hogar.

Roper, que se pasó 15 días en una celda de aislamiento por intentar escaparse, recuerda que el tiempo que pasó internado en el reformatorio fue «básicamente tratado como un animal».

Los aborígenes entre 10 y 17 años de edad representan el 59 % de la población carcelaria en Australia, un país de 23 millones de habitantes, de los cuales unos 450.000 son aborígenes, según datos de Amnistía Internacional.

Los aborígenes australianos han sido víctimas de constante maltrato desde la colonización, además de desposeídos de sus tierras y discriminados sistemáticamente.

Incluso durante décadas y en pleno siglo XX sus hijos les fueron arrebatados para ser cuidados por familias o instituciones de blancos en lo que se denominó «la generación robada», que afectó a unos 100.000 menores aborígenes separados de sus familias entre 1910 y 1970.

 

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