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“Atacaré de noche. Tras aniquilar a 260 discapacitados, me entregaré”


El presunto autor de la masacre en una residencia de discapacitados en Japón declaró hoy que aspiraba a «salvar» a sus víctimas, y había detallado sus planes para cometer la matanza en una carta que llegó a manos de la policía en febrero.

Un día después de la peor masacre cometida en las últimas décadas en el país asiático, la policía siguió investigando los pormenores del caso, mientras que el autor confeso del crimen, Satoshi Uematsu, presentó su primera declaración ante la justicia y se enfrenta a una posible acusación por homicidio múltiple.

Los nuevos detalles que han salido a la luz dibujan el perfil de alguien determinado a ejecutar su anunciado «plan» de matar a un gran número de discapacitados, y también arrojan sombras sobre una tragedia que, a juicio de algunos, podría haberse evitado.

En plena conmoción por el suceso, los medios nipones se han hecho eco de una misiva firmada por el presunto autor del crimen en la que detallaba sus intenciones, que llegó a manos la policía en febrero y que dio lugar a su internamiento temporal en un psiquiátrico.

«El plan será llevado a cabo durante el turno de noche (…). El objetivo serán dos instalaciones donde residen muchos discapacitados múltiples. Los trabajadores de guardia serán maniatados», señalaba en la carta fechada el pasado 14 de febrero y dirigida a un diputado local.

«Después de eliminar a 260 personas en las dos instalaciones, me entregaré», anunciaba Uematsu, quien a continuación pedía cumplir una condena corta y explicaba que su objetivo es «lograr un mundo en el que las personas con discapacidades múltiples puedan recibir la eutanasia (…)».

Uematsu también había comunicado sus planes a compañeros de trabajo y conocidos, a raíz de lo cual fue investigado por la policía y sometido a pruebas psiquiátricas.

Los especialistas consideraron que podía ser peligroso y decidieron internarlo en un centro psiquiátrico a mediados de febrero -en las mismas fechas en que Uematsu abandonó su empleo en la residencia de discapacitados-, aunque fue dado de alta doce días después tras evaluarse que su conducta ya no suponía ningún riesgo.

Expertos y medios nipones han puesto en duda esta decisión, y se preguntan asimismo si el sospechoso estaba preparado profesional y psicológicamente para trabajar en un centro de discapacitados durante tres años y medio.

«La clave para desentrañar el caso es saber qué funciones desempeñaba (Uematsu) en el centro, si tenía experiencia, su relación con superiores e internos y porqué dejó su empleo», destaca Akira Otsuka, profesor de Ciencias Sociales de la Universidad tokiota de Sofía, en declaraciones al periódico Sankei.

Otros medios como los diario Yomiuri o Nikkei han puesto el acento sobre la falta de recursos de este tipo de instalaciones en Japón, y han criticado la laxitud de las medidas de seguridad del centro atacado, que en este caso el sospechoso logró esquivar gracias a su conocimiento del lugar.

 

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