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El próximo sábado 13 de agosto los chilenos tendrán que adelantar sus relojes una hora. Este nuevo ajuste anunciado por el Ministerio de Energía y que corresponde a la implementación del horario de verano pondrá fin al de invierno, que este año 2016 sólo alcanzó a regir durante tres meses.
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Cabe destacar que el Gobierno había decidido mantener el horario de verano durante todo el año. Sin embargo, a mediados de mayo, tras los análisis y estudios de expertos, decidieron hacer el cambio a horario de invierno.
Los expertos coinciden en que, a diferencia del horario de invierno, el nuevo cambio en la hora traerá algunas complicaciones, especialmente en niños y adolescentes, que podría provocar humor variable, una baja de rendimiento y somnolencia.
«Someterse al cambio en forma brusca puede ocasionar irritabilidad y reducir el impacto que tiene el sueño en la regulación del apetito. Actualmente, se han dado a conocer los efectos de dos hormonas del sueño: la leptina y la grelina, que tienen directa relación con el exceso de apetito y la falta de sueño; no dormir lo suficiente, produce un aumento en los niveles de grelina, lo que genera mayor apetito y reduce la pérdida de grasa corporal; y la disminución de la leptina, que es la hormona vinculada a la saciedad”, explicó Rodrigo Pereira, psicólogo clínico y académico de la Universidad Bernardo O’Higgins.
Pereira aseguró que, en este caso, lo más recomendable, «es preparar este cambio, en lo posible 3 ó 4 días antes. En lo posible irse acomodando el cambio de horario, ya que sólo ir dormir antes, cuando cambien la hora, no es la mejor solución. Esto implica, durante esta semana, por ejemplo, ir adaptando las rutinas, a fin de evitar trastornos del sueño. Recordemos que estamos alterando al reloj biológico».
Preadaptación
Una opinión similar manifestó el neurólogo Pablo Guzmán, de la Clínica Somno Medicina del Sueño, quien advierte que pasar del horario de invierno al de verano es mucho más complejo para el organismo. «Las personas, en especial los niños, tendrán que levantarse una hora más temprano, por lo que es inevitable, al menos que se realice una preadaptación, a estar con más somnolencia. Los niños, sin duda, estarán mucho más mañosos», expuso.
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Los expertos plantean como solución que durante la semana previa, las personas realicen cambios en su rutina. «Por ejemplo, que cada día, desde ahora, se acuesten un poco más temprano, para levantarse 15 minutos antes, al día siguiente 30 minutos antes, y así sucesivamente. Para ello, es relevante que disminuyan los impulsos lumínicos como el uso del celular o tv», sugiere el neurólogo Pablo Guzmán.
Cabe destacar, que debido a que normalmente el paso del horario de invierno al de verano se realizaba durante el mes de octubre, es recomendable, además, planificar las modificaciones de algunos dispositivos electrónicos -como celulares, computadores o tabletas- a fin de evitar problemas.