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En concreto, uno de cada tres chilenos simplemente no paga su pasaje en el Transantiago, o sea que el 30% de los usuarios del sistema evade, lo que es un tendencia al alza desde la implementación del sistema en 2007 (ver infografía).
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Así de duras son las últimas cifras entregadas por el Directorio de Transporte Público Metropolitano (Dtpm), en la presentación de una nueva medida para disminuir la evasión por parte de una de las empresas operadoras del sistema, Redbus: torniquetes estilo “mariposa”.
En la actividad, Guillermo Muñoz, director del Dtpm, informó que el nivel de evasión en el pago del pasaje en este trimestre aumentó 2 puntos consolidándose como la cifra más alta de fraude en el sistema desde que se inauguró en febrero del 2007, y elevándose dos puntos porcentuales respecto del primer trimestre enero-marzo.
Ante ese escenario, la autoridad aseguró que problema de la evasión no sólo afecta a la capacidad financiera del sistema, sino que también “afecta a más del 70% de los usuarios, que son quienes efectivamente pagan su pasaje, en muchas ocasiones, con esfuerzo. Reducir la evasión requiere de un compromiso compartido. Por nuestra parte, y tal como lo ha señalado el ministro, estamos desarrollando una serie de acciones, las que fructificarán en la medida en que contemos con el apoyo de los mismos usuarios”.
La jefa del Programa de Fiscalizaicón del Ministerio de Transportes, Paula Flores, detalló en la entrega de estos datos que “en las fiscalizaciones que realizamos en terreno, y en las hemos realizado a la fecha se ha controlado a más de 750 mil pasajeros y multado a poco más de 31 mil».
4 medidas antievasión
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Para Juan Cristóbal Palacios, gerente de Alto Evasión, empresa especializada en control del no pago del pasaje en el sistema de transporte público capitalino, lo más importante “es poner fin a la sensación de impunidad que hoy tienen los usuarios que no pagan”.
Asegura que para ello es importante tomar en consideración cuatro medidas que desde Alto Evasión proponen. Una de ellas es “cambiar la tipificación de la evasión desde una falta a un hurto simple para que Carabineros tenga mayores facultades sobre los evasores”, lo que a su juicio generaría un mayor desincentivo a la evasión porque disminuiría la sensación de impunidad.
También propone “aplicar un subsidio al 17% de los evasores que está bajo la linea de la pobreza, tal como se hace con salud o educación, que el Estado haga un aporte, no en dinero sino que en tarjetas bip! con un saldo determinado, porque no es posible que se le exija a los más pobres pagar un pasaje de $700”.
Otra medida para disminuir la sensación de impunidad es que “los evasores puedan pagar de inmediato la multa en el momento que son fiscalizados, de tal forma disminuye el porcentaje de infraccionados que no paga la multa”.
Finalmente, Palacios asegura que las medidas como estos torniquetes estilo “mariposa” no son efectivas “porque no se aplican de manera conjunta por parte de todos los operadores. Lo que se requiere acá es un plan integral antievasión coordinado por la autoridad pero que involucre a todos los operadores del sistema”.
El experto en transporte urbano de la Universidad de Santiago, Rodrigo Martin, advierte que la cifra de evasión se explica porque “el modelo actual de concesión de la empresa privada hace que tengamos un servicio que ha ido bajando de calidad y ha ido subiendo de precio, haciendo que se produzca una disconformidad. Ya se instaló una perspectiva muy negativa del Transantiago y eso genera rebeldía en la gente. Por eso, no lo paga”.
Agrega Martin que “la cifra de déficit es solo la punta del iceberg del problema”, ya que a su juicio “es algo esperable, no es una sorpresa que la evasión está subiendo cada vez más y que los motivos de esa evasión no se han modificado. El servicio que se está entregando y el costo que tiene no ha tenido ningún cambio que pudiera revertir esa tendencia”.
El experto concluye que “es difícil especular sobre el punto de crisis del Transantiago, todavía se puede soportar, pero durante ese tiempo va a ser un servicio con costos altos, subsidios tremendos y con una calidad del servicio bastante mala”.