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Hace siete años no existían Harley Quinn, ni Maléfica, ni 50 sombras de Grey. James Cameron volvía a conquistar la taquilla con su idílico mundo de «Pandora» y las criaturas azules que vivían ahí, los na’vi. Muchos querían ser como ellos o por lo menos experimentar lo que vivió el marine Jake Sully a través de un ávatar que al final se hizo real. Ver los inolvidables paisajes y ser un guerrero más de la tribu.
Toda esta parafernalia sí que le dio fama y contratos a Sam Worthington, quien luego de eso protagonizó «Furia de Titanes» y «Terminator». Y de ahí en adelante, el público no lo volvió a ver jamás en alguna producción que importara. De hecho participó en «Cake», pero Jennifer Aniston y su transformación para el personaje lo opacaron absolutamente.
También estuvo en «Everest», pero ante gente como Emma Watson o la misma Robin Wright, ¿había acaso alguna posibilidad de ser recordado?
¿Y ahora qué está haciendo? Quizás lo mismo que muchas «caras bonitas» de la década pasada como Josh Brolin (¿alguien recuerda quién es Josh Brolin?): tratando de reinventarse en una industria dura para volver a tener un éxito comercial. Pero tampoco ha querido generar titulares por aparecer en todo evento social que se le presente y más bien se dedicó a tener una familia. Su esposa es la modelo australiana Lara Bingle y con ella tiene un hijo y otro en camino.
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Pero no todo ha sido color de rosa: el actor fue arrestado hace dos años por asaltar y golpear a un paparazzi llamado Sheng Li en la ciudad de Nueva York. Le pegó en el mentón. Y también ha expresado la molestia con su esposa por compartir detalles de su vida privada. Y cómo no, si ella tuvo un reality que duró una sola temporada y es una de las celebridades más importantes de Australia, pero solo a nivel local.
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A Worthington le tocó llegar a un acuerdo el año pasado con el paparazzi. Y desde ahí, solo se dedica a su familia. Lejanos quedaron los días en que se cotizaba como uno de los galanes más importantes del mundo.
