La Justicia determinó que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) debe indemnizar a una mujer que en 2012 resultó herida tras recibir el impacto de un saco lleno de moscas y larvas lanzado desde un avión que sobrevolaba la región norteña de Arica durante una campaña de control de insectos.
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La resolución unánime de la VII Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago determinó que la víctima del suceso, Isabella Riquelme Toro, arqueóloga de profesión reciba una indemnización de tres millones y medio de pesos.
La jueza de primera instancia, Claudia Galán, había considerado suficiente una indemnización de sólo un millón de pesos.
Riquelme Toro sufrió heridas en la cabeza y tobillos tras recibir el impacto de una bolsa que contenía ejemplares adultos y larvas de la mosca de la fruta que había sido lanzado por un avión del SAG en abril de 2012, mientras se encontraba en un patio de la Universidad de Tarapacá.
En ese entonces, el organismo estatal liberó sobre la provincia de Arica millones de crías macho de mosca de la fruta previamente esterilizados con el objetivo de impedir la proliferación de este insecto, que dañan la fruta y causan un daño económico a las exportaciones de esos productos.
El método, que se ha empleado en Chile desde 1995, ha permitido declarar el país libre de esta plaga y sigue utilizándose como medida de prevención ante el posible ingreso no detectado de moscas procedentes de países vecinos.
«Lanzar objetos desde un avión es una actividad de riesgo, independiente de lo que la demandada sostenga en relación al peso de la bolsa», señala la sentencia.
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«El SAG reconoce haber realizado pruebas de campo en relación a la forma como estas bolsas con moscas son liberadas desde el avión (…) sin embargo, esta actividad implica un riesgo, cual es soltar objetos desde un avión a pleno vuelo a 2.000 pies (unos 700 metros) de altura», recalca el texto judicial.
PUB/CM