La violencia intrafamiliar o, para ser más específica, la violencia de género o violencia machista, es repudiada por todos. Y me alegro que así sea. Así debe ser. Pero… ¿cuánto de ese repudio es sólo “políticamente correcto”?
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El caso del diputado de la Democracia Cristiana Ricardo Rincón se tomó las redes sociales y la agenda política. El diario electrónico El Mostrador publicó un hecho que llegó a tribunales civiles y penales el año 2002, donde se acusa al diputado de haber golpeado a su pareja de entonces, Carolina Hidalgo, con pies y puños, dejándola con contusiones y marcas en cara, torso y piernas. Hay testigos que acreditan esto. Brutal. El hecho se suma a dos situaciones más de violencia machista de dos candidatos a concejales, donde a través de grabaciones se da cuenta de amenazas y maltrato. Brutal.
Hoy el debate se centra en las culpas que deben asumir estas personas. Si integran ésta o esta otra comisión. En si van o no a un tribunal ético. A lo que debe decidir cada partido. Al estándar para seleccionar a cada candidato. Pero esta conversación, estas declaraciones me suenan huecas. Me suenan vacías. Me parecen “políticamente correctas”, pero sin convicción. Me suenan a una gran farsa.
Si el episodio del cual hablamos ocurrió en el año 2002 y estaba en conocimiento de la Democracia Cristiana, como lo afirmó la presidenta de la colectividad (la senadora Goic), ¿cómo es que se enviarán los antecedentes a la comisión de ética del partido ahora? ¿Cómo es que si estaban estos antecedentes a la mano de la decé, se permitió que el diputado Rincón integrará la comisión de Familia de la Cámara de Diputados?
Si de lo que hablamos es tan grave… ¿por qué la presidenta del partido afirma que son hechos que ya el partido vio en su momento -y que incluso dejaron al diputado fuera de competencia en esa oportunidad- como si fuera cosa resuelta? Es más, ¿por qué la misma senadora Goic cambia su versión original 24 horas después, para calificar el hecho como grave y recurrir a la comisión de ética?
Si la violencia de género es tan censurable, ¿por qué desde la bancada de la decé se afirma que el diputado Rincón resolvió renunciar a la comisión de Familia y destacan la “enorme” labor que realizó velando por los niños? ¿Es en serio? Entonces… ¿lo aplaudimos o lo abucheamos?
El mismo diputado, en su defensa, lee un comunicado y no acepta preguntas. Y explica que hay relaciones que “terminan mal”, “que son difíciles”. No diputado. Las relaciones de pareja son difíciles y pueden terminar muy mal. Pero una golpiza, el maltrato, la violencia es OTRA cosa.
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Por esto es que con mucho pesar digo que hay una gran farsa. Que hoy condenar la violencia machista es lo “políticamente correcto”. Pero la verdadera convicción, no existe, es sólo oportunismo político. Lo de Rincón ocurrió el 2002, el partido lo sabía y ¿a nadie le “hizo ruido” que fuera candidato? ¿A nadie le incomodó que integrara la comisón de Familia? Rasgar vestiduras ahora, cuando todos nos enteramos de algo que sólo ellos sabían, no aparece verdadero, aparece como una farsa.
Lo lamentable, lo profundo, lo triste, es que un tema como la violencia de género aún no penetra todas las conciencias. Aún no es vital en la agenda pública. Aún se considera como algo “menor”. Aún tiene justificación. Aún no le significa un costo permanente al abusador. Aún es agenda sólo cuando se toma todas las redes sociales. Aún es parte de lo “políticamente correcto”. Aún no es en serio, es una farsa.
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