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Pasada la burbuja olímpica, Brasil tendrá un duro despertar este jueves cuando se inicia la última etapa del juicio de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff, que probablemente acabe con su mandato y con más de 13 años de la izquierda en el poder.
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Estos son ocho sucesos clave de la crisis que acorraló a la exguerrillera, la primera mujer presidenta de Brasil.
¿Dilma en la mira?
Durante los últimos meses una catarata de acusaciones de corrupción contra la élite política sacude al país en el marco de la llamada «Operación Lava Jato». Rousseff no es objeto de ninguna acusación por corrupción, pero la Corte Suprema autorizó que sea investigada por obstrucción a la justicia por nombrar a Lula en su gabinete este año.
El juicio de destitución contra Rousseff se basa en la acusación de que sistemáticamente maquilló el déficit presupuestario, lo que según sus detractores agravó la crisis económica del país.
Cae la economía, cae la popularidad
La mayor economía de América Latina está en recesión con un cóctel que combina alza de la inflación y del desempleo con un profundo deterioro de las cuentas públicas. La actividad se contrae 3,8% en 2015. La popularidad de Rousseff se derrumba.
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«¡Fuera Dilma!»
Desde marzo de 2015, cinco meses después de su reelección, opositores convocaron varias protestas contra Rousseff y la corrupción. El 13 de marzo de este año unos tres millones de manifestantes salieron a las calles de todo el país al grito de «¡Fuera Dilma!».
Cada vez más sola
La crisis gana fuerza a inicios de este año cuando la dirección del PMDB, el mayor partido de Brasil y aliado clave en el poder, aprueba la ruptura con el gobierno de Rousseff. La decisión genera una reacción en cadena de otras fuerzas aliadas.
A Lula lo despierta la policía
En marzo el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), padrino político de Rousseff, fue llevado a la fuerza para ser interrogado por la Policía Federal por supuestos vínculos con la trama de corrupción en Petrobras. La operación coincide con la divulgación del acuerdo de «delación premiada» del ahora exsenador del PT Delcidio do Amaral, que implicó en casos de corrupción a Lula y a Rousseff.
Una jugada audaz: Lula ministro
Rousseff nombra a Lula como ministro jefe de gabinete el 16 de marzo. Horas después, el juez que investiga el escándalo Petrobras libera la grabación de una conversación entre Rousseff y Lula considerada por la oposición y juristas como prueba de que la designación buscaba librarlo de la justicia ordinaria. Se desatan protestas y un juez suspende su nombramiento.
Derrota en las Cámaras
Diputados y senadores aprueban someter a Rousseff a un juicio de destitución. Tras ser suspendida de su cargo en mayo, la última etapa del proceso se inicia este jueves en el Senado que decidirá si la depone definitivamente. En ese caso será el vicepresidente Michel Temer, a quien Rousseff ha acusado de «traidor» por orquestar un «golpe blanco» en su contra, quien completará el mandato hasta 2018.
«Nunca renunciaré»
Torturada por la dictadura militar, Rousseff ha proclamado que «nunca» renunciará a su cargo al afirmar que está respaldada por los 54 millones de votos con que fue reelegida en 2014.
PUB/NL