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La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, pidió el miércoles mantener la esperanza horas antes de que el Senado inicie un juicio que podría segar un ciclo de cuatro gobiernos seguidos de la izquierda en el poder.
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«Con la misma fuerza que luché contra la dictadura militar y ganamos porque recuperamos la democracia, de esa misma manera vamos a luchar para profundizar la democracia ahora en nuestro país. Tenemos que tener esperanza», dijo la mandataria en el Teatro dos Bancarios, un pequeño recinto de 500 butacas en Brasilia.
«Tenemos que saber que hay que seguir luchando. Y pueden contar conmigo, yo cuento con ustedes», agregó en medio de un ambiente militante y rodeada de diputados y ministros de su gobierno.
Este jueves, el Senado iniciará la fase final del impeachment contra la mandataria de 68 años que es acusada de violar la Constitución al aprobar gastos de espaldas al Congreso.
Rousseff reafirmó que es inocente y volvió a denunciar que es víctima de un golpe parlamentario orquestado por su vicepresidente Michel Temer, que saltó a la oposición para aglutinar un amplio arco de fuerzas y terminar la saga de más de 13 años del Partido de los Trabajadores (PT) en el gobierno.
«Estamos a algunos días de mi juicio, un proceso que nació de cuatro derrotas», dijo Rousseff.
Todos los sondeos indican que ya no volverá al Palacio de Planalto y perderá su mandato en los próximos cinco días.
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Si ese pronóstico se cumple, Temer, un abogado de 75 años que fue dos veces su compañero de fórmula presidencial (2011 y 2015) completará el mandato hasta fines de 2018.
Rousseff llamó «parásitos antidemocráticos» a sus acusadores.
«Dilma, querida, fica» (quédate), fue la respuesta del público, seguida del canto «golpistas, fascistas, no pasarán», un anticipo del clima que se espera el lunes cuando Rousseff realice personalmente su defensa ante el Senado.
La ahijada política de Luiz Inácio Lula da Silva se convirtió en la primera mujer en presidir Brasil, la coronación de una vida que incluyó años de cárcel y tortura durante la dictadura (1964-1985) cuando actuaba en una guerrilla marxista.
Desde el comienzo de su segundo mandato en 2015, quedó acorralada por una feroz crisis económica que consumió su popularidad junto con un reguero de denuncias de corrupción contra el PT que terminaron dejándola sin margen.
PUB/NL