Escribí hace un tiempo una columna sobre los nuevos ricos en Chile. Esos que lo tienen todo. Y de puro hastiados por el exceso de posibilidades, ahora se dan un gustito extra y lo quieren destruir todo. Me refiero a los encapuchados que pululan entre las marchas estudiantiles y ahora amedrentaron al rector de la Universidad Alberto Hurtado, Eduardo Silva.
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Solidarizo con él, con esa noble institución, sus profesores y la inmensa mayoría de sus alumnos que, seguro, quieren estudiar en paz. Todos queremos cambios en educación y, en la medida de nuestras posibilidades como país, que ella signifique el menor costo posible.
La cantinela la conocemos y ya resulta aburrida de tan trillada. Y estos nuevos ricos aprovechan esa música para dar rienda suelta a su cobarde puesta en escena.
Al ver la foto en que amenazan al rector, pienso en ese grupo de jóvenes atragantados de tanto que han recibido, aburridos del exceso, que llevan una buena vida a costa de sus familias, quizá parientes, del Estado, de los impuestos que usted y yo pagamos.
Y ahora se dan este gustito: amedrentar cobardemente a un rector, violentar su oficina, pasar por sobre los guardias que son gente sencilla y trabajadora, para, así lo piensan, provocar miedo. Pero, la verdad, dan pena.
Hemos construido una democracia a punta de muchos sacrificios y la violencia de unos pocos no la va a destruir. Sabemos de cobardías como las vividas en la dictadura. Ellos son viudos nostálgicos de ese sistema criminal. Actúan sospechosamente igual. Buscan imponer su modelo de vida a punta de amenazas, empujones y violencia. Pocas cosas son tan cobardes como esconderse tras una capucha.
Iniciamos el Mes de la Patria. Es tiempo de pensar en lo que nos une antes de aquello que nos separa. Tenemos todo para ser un país próspero, más solidario y justo.
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Contamos con una democracia perfectible, pero democracia al fin y al cabo. Lo invito a votar en las municipales. ¿Qué no le gusta ningún candidato? ¡Preséntese usted como candidato! Es fácil criticar sin proponer nada positivo. Si queremos una mesa para todos, debemos participar todos para construirla.
Este sábado 3 se celebra una marcha por la vida en Santiago y muchas ciudades. Una oportunidad para decirle sí a la vida desde su concepción hasta su ocaso natural. Quien quiera nueva educación, más dignidad, debería apoyar la vida sin calificativos. La vida sin más. Siempre y en todo lugar.
El domingo se canoniza a Sor Teresa de Calcuta, una mujer que se entregó por entero a los más pobres. Ella estuvo hace muchos años en Chile. Su comunidad, las hermanitas de los pobres, trabajan entre nosotros, en poblaciones, hospitales y cárceles. ¡Gracias por su noble y abnegada labor! Que sea la vida, la esperanza, y no la muerte la que nos anime.
¡Feliz Mes de la Patria! ¡Feliz septiembre!
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