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Las protestas a favor y en contra de la destitución de Dilma Rousseff y su sustitución por Michel Temer, aprobada hoy por el Senado brasileño, se multiplicaron en más de una decena de estados del país, aunque sólo en Sao Paulo se registraron incidentes.
En Sao Paulo, en el mismo lugar donde pocas horas antes un grupo de contrarios a Rousseff había celebrado su destitución con bocinazos, un pastel y champán, los simpatizantes de la ex presidenta se enfrentaron con la Policía Militarizada que intentó dispersar dos protestas contra el Gobierno de Temer.
Las dos concentraciones partieron desde las afueras del Museo de Arte de Sao Paulo (Masp), en el corazón financiero del país, en dirección al centro y, por tercera noche consecutiva, la Policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes contrarios a Temer.
Algunos de los participantes en la protesta provocaron destrozos en escaparates, mobiliario urbano y una patrulla policial.
En Brasilia, cientos de simpatizantes del Partido de los Trabajadores (PT) se movilizaron, como vienen haciendo desde el pasado lunes, en apoyo a la ya ex presidenta.
Decenas de personas la acompañaron en el breve discurso de despedida que pronunció tras su destitución y entonaron el himno nacional frente al palacio de la Alvorada, la residencia presidencial.
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A primeras horas de la noche, varios centenares se concentraron en la Explanada de los Ministerios, frente al Congreso, para expresar su solidaridad con Rousseff con gritos como «Fora Temer».
Las protestas contra Michel Temer se reprodujeron en Río de Janeiro, donde centenares de personas se manifestaron en el centro de la ciudad, y otras capitales del interior, como Porto Alegre, Salvador, capital de Bahía, y Vitoria (Espírito Santo).
Por el contrario, en ciudades como Belo Horizonte, decenas salieron a la calle para celebrar la destitución de Rousseff y la asunción de Temer.
PUB/IAM