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“Deja que Dios te lleve”: el crudo relato de una madre sobre la forma en que dejó morir a su hijo

“Es mi culpa y debería imputarme por homicidio ahora mismo por la muerte de mi hijo, y no estoy bromeando. Debería acusarme. Debería acusarme por asesinato. Ese chico no estaría muerto ahora si no fuera por mí”, aseguró Lightwine.

Kimberly Lightwine fue encontrada por el oficial de policía Billy Simpson mientras tomaba sol en ropa interior en medio de un campo de Missouri en Estados Unidos. Sin embargo, eso no fue lo que llamó la atención del funcionario, ya que a pocos metros yacía muerto un joven de 19 años que vestía un pañal. Era el hijo de la mujer.

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Según informó The Washington Post, la victimaria le pidió agua al hombre mientras gritaba que «ella y Dios habían traído a su bebé a este mundo y que debía ayudar a Dios a llevárselo». Tras consultarle él si sentía mejor tras haber bebido el líquido, ella le respondió «Billy, maté a mi hijo. Billy, maté a mi hijo».

Lightwine fue imputada por homicidio en segundo grado y abuso en segundo grado, y confesó que el día del crimen había consumido metanfetaminas. «Estaba como una loca endemoniada. No recuerdo por qué estaba así, sólo que estaba como una loca, endemoniada», insistió.

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Ambos estuvieron en el Motel Country Inn, en donde el gerente señaló que estuvieron allí dos días antes de la muerte del adolescente, llamado Austin Anderson.  En el lugar la policía encontró una botella parcialmente llena de hidrocortisona y evidencia de metanfetaminas.

¿Qué pasó al salir de allí? Lightwine manifestó que solamente recuerda pequeños flashes de los últimos momentos que vivió con su hijo, el cual era autista y se encontraba ciego de ambos ojos, por lo que era totalmente dependiente de ayuda externa ya que tenía las actividades cognitivas de un menor de cuarto grado.

«Austin, sal del vehículo y busca ayuda. Pon las manos frente a ti por ayuda, y Dios se ocupará de ti», indicó que una de las palabras que le dijo a su primogénito mientras estaban en el pasto, hecho que para ella se prolongó por varios días. 

«Mi bebé se acaloraba cada vez más y trataba de acercarse, queriendo a su mami, pero sabía que eso no era bueno», agregó.

La mujer señaló que su hijo insistía: «No paraba de decir: ‘Quiero ir a casa, mami. Quiero ir a casa'», pero ella lo frenaba: «No, tú no quieres amarme. Por favor deja que Dios te lleve».

Anderson murió acorde a lo indicado por los peritos que «murió por deshidratación y por la falta de su medicamento». Esto debido a que permaneció un tiempo indeterminado en el lugar.

Sobre por qué dejó que pasara eso con su hijo, la mujer admitió que «no sé por qué lo hice. Estaba muy drogada y deprimida, y lo maté». Me quedé pensando en que Dios lo liberaría de todo el dolor y la miseria», añadió.

Por último, reconoció que «soy una madre mala y destructiva». «Es mi culpa y debería imputarme por homicidio ahora mismo por la muerte de mi hijo, y no estoy bromeando. Debería acusarme. Debería acusarme por asesinato. Ese chico no estaría muerto ahora si no fuera por mí», remató Lightwine.

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