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En la tranquilidad de su departamento en Temuco, el ex intendente de La Araucanía conversó con Publimetro sobre la propuesta que realizó a la mesa de diálogo por el conflicto en el sur, el rol del Gobierno y la responsabilidad que debieran asumir los candidatos presidenciales en busca de una salida pacífica al problema. Incluso reconoce que sectores al interior de la Democracia Cristiana le han solicitado que se presente como alternativa del partido para la presidencia.
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¿Cuál fue la propuesta que usted hizo a la mesa de diálogo?
– Ella apela a la posibilidad de lograr un momento de tranquilidad para conversar. Buscar una tregua en este asunto y no tener camiones quemados día por medio. Y para eso tomé como pie una declaración de Héctor Llaitul (dirigente de la CAM) en la que él dice estar disponible para una tregua. ¿Por qué el Gobierno no toma estas palabras y a propósito de ellas se sienta a dialogar? Una tregua aquí no es bajar las armas, ya que no estamos en un conflicto armado. Estamos frente a hechos concretos de violencia política. Busquemos dónde están las causas, por qué se produce esta violencia, y a partir de allí caminemos. Además, vienen elecciones presidenciales. Es un momento político adecuado para que el Gobierno pudiera tomar la iniciativa y enganchar con los candidatos presidenciales del próximo año.
Cuando habla de tregua, ¿propone que el Estado cese la presencia policial masiva, al mismo tiempo que las comunidades frenan los ataques?
– Eso le corresponde al Estado, no a un ciudadano como yo. Lo mío es una propuesta política. No le puedo hacer la pega al Gobierno. Si eso significa desmilitarizar, no sé. Aunque yo tenga o no Carabineros, si no hay más camiones incendiados ni violencia, evidentemente la temperatura del conflicto va a bajar. Ahora si sigue habiendo incidentes de este tipo, el Gobierno va a seguir diciendo que no puede retirar los Carabineros. Políticamente, convendría trabajar una tregua.
¿No cree que la mesa de diálogo sea la respuesta al conflicto?
– Por supuesto que no es la respuesta. La mesa va a proponer un conjunto de medidas, pero son proposiciones que estarán en un papel. A quien corresponde la iniciativa política es al Gobierno. Ahora, proposiciones de ese tipo existen numerosas. El más completo es el Informe de la Verdad Histórica y Nuevo Trato del año 2004. Pero ningún Gobierno ha tomado ese informe. Entonces, la mesa es una excusa. Es un movimiento táctico para decir: mira, estén tranquilos mientras están conversando en el sur.
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¿Por qué existiría el desinterés que usted menciona? ¿No han tomado el peso del conflicto?
– Yo creo que no le tomaban el peso hasta que puse el tema en la agenda nacional: creo que allí le empezaron a tomar el peso. Y es porque el mundo mapuche no tiene poder político, económico ni social. O sea, los pueblos indígenas no tienen poder en Chile. Porque si el mundo mapuche no hubiera usado la violencia política, no lo hubieran escuchado nunca de la manera en que lo están escuchando.
Si es así, ¿por qué no resolverlo en nombre de un sector productivo que hoy padece el conflicto y que sí tendría poder político?
– Creo que ese sector productivo ha tratado de concientizar a sus gremios, tanto regionales como nacionales. Ellos están preocupados. Porque la violencia te genera incertidumbre. Y hay víctimas concretas. Sin embargo, no se ha logrado permear al Gobierno para tomar medidas más profundas.
¿Alguien puede verse beneficiado con este conflicto?
– No me imagino quién pudiese verse beneficiado. El camino del mundo indígena no es la violencia. El camino del mundo indígena es la obtención de poder político. Porque un diputado vale más que 50 camiones quemados. Yo creo que el mundo indígena tiene que entender que debe iniciar un camino de acumulación política. Porque en democracia la violencia no es aceptable. Tal vez 300 años atrás. En el siglo XXI no es el método, el método hoy es la acumulación de poder. Poder del conocimiento, poder social, poder político.
¿Y la clase política está dispuesta a ceder esa cuota de poder?
– Hay acuerdo entre diputados y senadores. Lo he conversado cientos de veces. Pero el Gobierno no toma decisiones. Si el Gobierno hubiera querido hacer escaños reservados para 2017, hubiera tenido piso. Por qué no lo hizo, no sé. Es una respuesta que tiene que responder la Presidenta Bachelet.
¿Cree que Andrés Jouannet, quien lo sucedió como intendente, también ve el conflicto como un problema político?
– Creo que el ex ministro Jorge Burgos y el actual intendente tienen una mirada distinta del tema. Ellos tienen la mirada tradicional, que este es un problema de orden público. Y como es un problema de orden público, esto se soluciona con más orden público, con más carabineros, con más tanquetas, con más represión. Esa es la mirada que se ha tenido durante los últimos 20 años. Y ahí tenemos nuestras diferencias políticas. Para poner más efectivos policiales y querellarse de vez en cuando no hace falta mucha imaginación. En cambio una salida política requiere sofisticación de racionamiento político.
¿Por qué el Gobierno no lo apoyó y habría decidido regresar a las mismas formas adoptadas durante las últimas dos décadas?
– Porque la Presidenta Bachelet y el ex ministro Burgos tienen una visión distinta. Si el Gobierno piensa a, y un intendente piensa z, obviamente eso no va a funcionar.
Sin embargo a usted lo escogieron conociendo cuál era su mirada.
– Porque probablemente el Gobierno cambió el enfoque. Cuando se fue Peñailillo y entra Burgos cambia el enfoque. Prima la política más represiva.
Qué cambió en la mirada del conflicto con la salida del ex ministro Peñailillo.
– Él tenia una visión política del conflicto mapuche. Él entendía que no bastaba con las querellas y la acción de Carabineros. Sino que había que entrar al fondo del problema. Conversar con las forestales, entrar al tema de las tierras. Pero los ministros cambiaron por un conjunto de temas que se le vinieron encima.
¿Se puede esperar que los ex presidentes Ricardo Lagos o Sebastián Piñera logren una solución al conflicto?
– El ser humano es un ser que se recicla. Alguien puede cambiar, aprender de sus errores, tener una mirada distinta. Eso es posible. En el caso de Lagos, él es un hombre de una gran capacidad intelectual, un tipo con visión de futuro. El problema es si la gente creerá las nuevas cartas que muestre.
¿Usted le cree al ex Presidente Lagos?
– Yo no he visto el programa del ex presidente, pero creo que el problema no es la falta de capacidad: el problema es la credibilidad. Creo que los candidatos presidenciales deberían comprometerse ya con La Araucanía. Si yo fuera candidato presidencial, le diría a las comunidades mapuches: dénme tiempo para demostrarles que voy a hacer lo que estoy prometiendo.
Ha pensado entonces en una candidatura presidencial.
– Ha venido gente de Santiago, grupos que vienen a plantearlo. Desde sectores de la DC me han pedido que sea candidato a senador, e incluso sectores del partido me han pedido que presente una candidatura presidencial. Pero hoy tengo una vida tranquila y estoy feliz como estoy. No me encandilan las luces de Santiago.