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El pelo es una de las pocas partes del cuerpo que se mantiene en crecimiento durante toda la vida, por eso desde las primeras civilizaciones alguien se ha encargado de recortarlo. En las sociedades paleolíticas primitivas, las personas con más autoridad en los grupos sociales eran encargadas de este proceso, pues se pensaba que en el cabello corto residía el alma de la gente.
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Cortarse el pelo era una manera de quitarse la esencia de lo malo, por lo que prácticamente siempre se ha transformado en una especie de ritual. Uno que las mujeres conocen bastante bien y disfrutan, pero que cada vez más hombres están haciendo propio con la irrupción de las barberías.
Una tendencia que comenzó a expandirse en el resto del mundo hace algunos lustros y que en el último tiempo ha aterrizado en Chile con fuerza, ya sea por la llegada masiva de residentes extranjero al país, o por la viralización que ha tenido el fenómeno en redes sociales como Instagram y Pinterest.
Lo cierto es que las barberías ya están instaladas en Chile y son más común de lo que podría pensarse. En una rápida revisión a través de Facebook con el término barbería, se despliega un listado de al menos 85 locales, sólo en la Región Metropolitana, destinados especialmente a barbas y pelos, con una característica en común, son “sólo para hombres”.
El fenómeno de las barberías está ampliamente influenciado por las redes sociales, es ahí donde se pueden ver los trabajos, los ambientes y la onda de cada salón. Incluso para la mayoría, Facebook es la forma para atraer a nuevos clientes, además de los que llegan recomendados por amigos, parientes o compañeros de trabajo, que los sumergen en esta nueva “experiencia”.
Así lo asegura el administrador de Chop & Rock Barbería, Nicolás Rodríguez. Con menos de cuatro meses ya se han hecho una clientela estable que se regala al menos una hora de su tiempo cada dos semanas para ser atendidos por los barberos.
El local de Rodríguez está en el ondero Barrio Italia. Ahí, guitarras y baterías se mezclan con cervezas, tijeras y bálsamos especiales para la barba. Las horas siempre están tomadas y los dos barberos del salón siempre están listos con sus navajines y tijeras para perfilar, cortar y arreglar cualquier pelo que se salga de su lugar.
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“La gente se va feliz de acá. Tenemos barberos que tienen muy buena mano y una llegada impresionante con los clientes. Saben cómo hacerlos sentir en casa, cómodos y saben entenderlos y escucharlos y levar a cabo eso en un look, en un corte de pelo, en una barba”, dice Rodríguez a Publimetro.
Porque de eso se trata, de que el corte de pelo ya no sea un trámite, sino que al igual que las mujeres, se transforme en un ritual. Idea que comparten en Inda’s Barbería, donde su dueña, Valentina Inda, cuenta a Publimetro que “la idea es que se dé una onda bien rica. El objetivo es que la gente venga y se relaje, pero más que eso, que se sienta como en el living de su casa, que ellos puedan sentarse y tomar su chelita, su whisky, puedan jugar play mientras se arreglan”.
Inda´s se ubica hace dos meses en el Paseo Las Palmas, en Providencia, y pese a la competencia que tiene alrededor, no se han quedado atrás. Su dueña explica que eso tiene que ver con el fenómeno que se está viendo actualmente, donde los hombres están más preocupados de su aspecto, pero también están atreviéndose a tomarse un espacio que antes consideraban no les pertenecía.
“A veces vienen en grupos de amigos, piden hora todos juntos y se forma una onda bien rica y cercana con los clientes”, relata.
Una opinión que comparte el administrador de Chop &Rock, que ve el crecimiento del fenómeno como algo más que una tendencia. “Hemos sin querer queriendo, empezado a reentrenar a los hombres en este concepto, al dejar un poco de lado el corte de pelo como un trámite en una peluquería, porque ahora tenemos un espacio que es netamente masculino, en donde al principio el hombre quiere llegar y atenderse”.
“Es el hombre recuperando su espacio, el que se perdió durante la historia porque durante los años 50 con la evolución del look. Fueron llegando los hippies, otros tipos de pelo y ahora creo que el hombre está recuperando su espacio que lo cedió a la peluquería”, insiste.
Sin embargo, Rodríguez descarta que esto sea una especie de evolución del metrosexual. “Esto es algo que de verdad nos pertenecía y lo perdimos”.
Por lo mismo, en ambas barberías la tónica es la misma, darle un cuidado más integral al look del hombre, tomarse una hora de su tiempo para arreglar el corte, consentirse con cremas y cuidarse la barba y además en un espacio en el que pueden mostrarse cómo son, sin el temor a ser juzgados por lo que puedan decir.
Barbas y barberos
Actualmente no hay academias de barberos en el país, aunque sí hay barberías donde se ofrece el curso. Sin embargo, muchos de los barberos provienen de familias de hombres dedicados a cortar y perfilar los bellos faciales.
Sebastián, barbero en Inda’s tiene ese linaje y cuenta a Publimetro que desde los 12 años se dedica a arreglar cabelleras masculinas. “Un día mi papá me regaló una máquina y me empecé a cortar el pelo solo y a mis amigos les gustó y empecé a cortar el pelo, ya son nueva años, a los doce años empecé a cortar el pelo”, agrega.
La experiencia de los barberos chilenos se nota. Los cuidados looks de sus clientes así lo confirman y los consejos que entregan a la hora de atenderlos demuestran que saben de lo que hablan.
Por eso en su mayoría son enfáticos en enseñar cuáles son los tratamientos que deben tener con sus arregladas barbas, algo que es igual de complejo que mantener en una mujer un alisado permanente.
En Chop & Rock incluso ofrecen a sus clientes un pack de cuidado esencial. “Contiene un champú para barba, que se debe usar día por medio -relata Nicolás Rodríguez- el champú devuelve la gratitud normal de la barba que se pierde cuando usamos otro champú. También tiene una crema balsámica, que humecta la piel que está debajo de la barba y un cepillo para aplicar la crema balsámica”.
Sin embargo, más que la belleza, el espíritu de la barbería es el que todos destacan, algo que los transforma en el nuevo ‘club de Toby’. “A veces tu llegas y se escucha de la escalera risotadas y chuchadas, y cuando entra una mujer, todos se quedan callados”, concluye Sebastián, administrador de Inda’s.
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