Estados Unidos e Israel recalcaron ayer su «inquebrantable» alianza con la firma del nuevo acuerdo de asistencia militar por parte de Washington por valor de 38.000 millones de dólares en diez años, una cifra notablemente superior al anterior pacto.
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«Este compromiso con la seguridad de Israel ha sido inquebrantable y duradero y está basado en una preocupación genuina por el bienestar del pueblo y el futuro del Estado de Israel», dijo el presidente estadounidense, Barack Obama, en un comunicado tras el sello del acuerdo.
La firma oficial fue estampada en el Departamento de Estado en una ceremonia en la que participó la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Susan Rice; el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Thomas Shannon, y el jefe en funciones de la Agencia israelí de Seguridad Nacional, Jacob Nagel.
«No sabemos lo que pasará en los próximos 10 años, pero sabemos que EE.UU. estará siempre ahí por Israel», recalcó Rice sobre el Memorando de Entendimiento que tendrá vigor entre 2019 y 2028.
EEUU e Israel llevaban negociando este nuevo acuerdo desde finales de 2015 y con este Washington aportará un total de 38.000 millones de dólares en asistencia militar, entre ellos 5.000 millones para que Israel pueda desarrollar sistemas de defensa antimisiles.
El acuerdo, que obliga a que las compras israelíes de equipamiento militar sean de productos estadounidenses, es la primera vez que incluye una partida expresa para misiles y permite, asimismo, que el Congreso estadounidense pueda aprobar ayuda adicional para otras áreas de seguridad de Israel, como la construcción de túneles o informática.
El acuerdo supera con creces el de 30.000 millones que estuvo vigente en la pasada década.
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Por su parte, Nagel remarcó que EEUU «no tiene mejor amigo que Israel» y subrayó que el pacto refuerza «la relación sólida como una piedra» entre ambos países.
«Israel no da este paquete de asistencia por descontado», agregó Nagel.
También estuvieron presentes los respectivos embajadores, el estadounidense Dan Shapiro y el israelí Ron Dermer.
Pese a que ambas partes calificaron el acuerdo como «sin precedentes», las negociaciones no fueron fáciles y tuvieron que enfrentar diversos obstáculos.
Al inicio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, señaló su intención de que se alcanzasen los 4.500 millones de dólares anuales (unos 45.000 millones en total para una década), a lo que el presidente Barack Obama se negó, lo que provocó un alargamiento de las conversaciones.
Todo en un ambiente de poca calidez, ya que es bien conocida la escasa afinidad personal entre ambos líderes.
Desde el gobierno de Israel se llegó a plantear como posibilidad aguardar al sucesor de Obama en la Casa Blanca, en enero próximo, tras las elecciones presidenciales, pero finalmente las advertencias de estrechos aliados de Israel en Washington y la necesidad de un horizonte de estabilidad en el presupuesto militar convencieron a Netanyahu de aceptar la propuesta.
«Esto no significa que no tengamos nuestros desacuerdos de vez en cuando, pero esos desacuerdos se producen en el seno de la familia», dijo el líder israelí en un comunicado.
Precisamente, la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, aplaudió el acuerdo al señalar que «envía un claro mensaje a la región y al mundo de que siempre estaremos hombro con hombro junto a Israel».
La firma final allana el camino para un encuentro entre Obama y Netanyahu durante la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, aunque hasta ahora esta entrevista no ha sido confirmada.
PUB/IAM