Economía

Feriados irrenunciables: la gran oportunidad de los almacenes de barrio

 

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Pablo Contreras Pérez

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A quién no le ha pasado que está en plena celebración en un día feriado y se le acaba el bebestible o los snacks para picar y ha sido el almacén amigo el que ha salvado el carrete. Y es que en días de feriado irrenunciable donde todo está cerrado, son estos locales los únicos que permanecen abiertos.

 

«Nosotros nos convertimos en la única alternativa», afirma Miguel Orellana, quien ya se prepara para trabajar este fin de semana largo.

 

Y es que a diferencia de la mayoría de los chilenos que se alista para celebrar las Fiestas Patrias y descansar, este almacenero trabajará, ya que ley obliga al gran comercio cerrar, por lo que son los pequeños negocios como el suyo, que pueden abrir porque los atienden sus propios dueños, los que aprovechan esta oportunidad de generar ingresos extras.

 

«Generalmente, en estas fechas las ventas suben entre un 40% y 50%», asegura el propietario del almacén «Donde La Anita», ubicado en Renca».

 

En ese sentido, estos negocios aumentan sus compras en estos días previos para estar preparados ante esta alza en la demanda. «Para este año, esperamos un alto flujo de clientes durante el viernes 16 y sábado 17 de septiembre, quienes se abastecerán de todo lo necesario de cara a los feriados irrenunciables», comenta Cristián Contreras, Gerente de Formato del supermercado mayorista Alvi, quien confirma que este tipo de negocios «pueden duplicar e incluso triplicar sus ventas».

 

El ejecutivo señala que dentro de los productos más demandados por los propietarios del pequeño comercio están «los bebestibles en general, como bebidas, agua y obviamente cervezas, pipeño, chicha y licores», aunque también destacan «los snack, como papa fritas, maní y todo lo relacionado a la celebración».

 

 

Esfuerzo familiar

 

En este caso, la celebración patria entrega dos feriados irrenunciables, los cuales no significan un periodo de descanso, pero sí de sacrificio familiar para los almaceneros como Miguel Orellana.

 

«A pesar de cumplir horarios o turnos muy extensos y cansadores, que normalmente parten a las 08:00 horas y el cierre finaliza a las 23:00 horas, las ventas son lo suficientemente atractivas para realizar este turno y así aumentar la rentabilidad de nuestro negocio», asegura.

 

Y para lograr este objetivo, comenta que «toda la familia nos ponemos las pilas para trabajar de manera intensa y sacarle el mayor provecho a esta fecha».

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