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Jugando fútbol en una cancha en la que no hay pasto sino lodo, guerrilleros de las FARC esperan en un campamento en el sur de Colombia la firma este lunes del acuerdo de paz con el gobierno para acabar con 52 años de guerra.
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En un campo de unos 30 metros de largo y 15 de ancho, con porterías hechas con guadua (gruesas cañas de bambú), doce guerrilleros disputan una pelota de microfútbol pintada con los escudos de los principales clubes del balompié colombiano.
A lo lejos se vislumbra el escenario de la Décima Conferencia Nacional Guerrillera, en el remoto paraje El Diamante en las sabanas del Yarí, donde el viernes pasado, después de seis días de deliberaciones, los rebeldes aprobaron el acuerdo de paz negociado con el ejecutivo de Juan Manuel Santos.
David Preciado intenta gambetear a un rival. Este guerrillero trigueño llama la atención porque le falta el brazo izquierdo, que perdió en 2010 tras recibir seis impactos de bala en una emboscada del Ejército en La Julia, departamento del Meta (centro).
El barro dificulta sus movimientos, un poco oxidados porque hace más de una década que no pateaba un balón. Normalmente «no tenemos permiso de jugar por la cuestión de orden público», explica a la AFP.
El último partido de Preciado fue en San Vicente del Caguán, a unas cinco horas de El Diamante, en medio del fallido proceso de paz que realizó entre 1999 y 2002 el gobierno de Andrés Pastrana con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Hoy las circunstancias son distintas, y este guerrillero del Frente 26 de las FARC corre y se ensucia como si fuera un niño, desbordado por la alegría de que este lunes Santos y el jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño ‘Timochenko’, sellen en Cartagena el histórico acuerdo de paz.
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De aprobarse en un plebiscito el 2 de octubre, el pacto entrará en vigor y la guerrilla pasará a ser un movimiento político legal.
«Jugar fútbol es parte de la celebración del triunfo que logramos» al alcanzar un acuerdo de paz, explicó Preciado, quien ingresó a la guerrilla hace 19 años por un «gusto» por las armas.
«La lucha no fue en vano»
Para celebrar la firma de la paz, las FARC organizaron en El Diamante un concierto con renombrados músicos y agrupaciones colombianas.
A partir de las 15H00 locales (20H00 GMT), en el enorme escenario instalado en medio de la sabana para la conferencia, se presentarán las bandas de ska Dr. Krápula y La Severa Matacera.
Apenas finalicen, se transmitirá en vivo la firma de los acuerdos y posteriormente cantarán la folclórica Totó La Momposina y la Orquesta Aragón.
El acto, en el que se esperan 2.000 personas, será cerrado por Alex Castaño, el Binomio de Oro y Los Rebeldes del Sur, grupo musical de las FARC.
«Ni el gobierno nos derrotó ni nosotros los derrotamos. La lucha de nuestros 52 años de guerra no fue en vano», dice Preciado, ferviente hincha de Independiente Santa Fe, el club bogotano al que apoya por el color de su camiseta: «rojo, por la revolución».
Preciado se declara «muy optimista» con los nuevos tiempos que la paz traerá y afirma que se dedicará al trabajo político que le designe el nuevo movimiento, que según lo acordado, surgirá tras el desarme y desmovilización de las FARC.
«Somos conscientes de que tenemos que seguir ahí, unidos, juntos, luchando todavía por la organización del pueblo y llegar al triunfo final, que es la toma del poder para el pueblo, ya por la vía política», afirma mientras se limpia el barro del rostro para volver a entrar al campo de juego.
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