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La sonda Rosetta inicia este jueves la aproximación final al cometa 67P

La cuenta regresiva ha comenzado para Rosetta: la sonda europea inicia este jueves un lento descenso hacia el cometa 67P que le permitirá observarlo muy de cerca, hasta el impacto final con el cuerpo celeste.

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Este fin espectacular podrá punto final a una odisea espacial de más de doce años, coronada por 26 meses de observación, acompañando al cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko en su periplo alrededor del Sol.

Decidida en 1993 por la Agencia Espacial Europea (ESA), la misión Rosetta apunta a comprender mejor al Sistema Solar.

La maniobra de aproximación comenzará el jueves a las 20H50 GMT, cuando el centro de control de Darmstadt (suroeste de Alemania) envíe desde la Tierra, a más de 700 millones de kilómetros de distancia, la instrucción a Rosetta de que empiece su descenso.

Tras recorrer los 19 km de distancia que la separan de este cometa de unos 4 km de diámetro, la sonda chocará con el cometa el viernes hacia las 12H20 GMT, a una velocidad de 90 cm/s, es decir la de una persona caminando.

– Una oportunidad única –

Durante el trayecto, tomará fotografías de alta definición con su cámara Osiris y realizará observaciones –inéditas en un cometa a tan corta distancia– antes de «aterrizar».

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«La oportunidad de estudiar un cometa a tan corta distancia convierte a la fase de descenso en una de las más excitantes de toda la misión», indicó la ESA en un comunicado.

Las imágenes y datos recabados sobre el polvo y los gases que desprende el 67P son importantes para seguir avanzando en la comprensión del proceso de formación de los cometas y de nuestro Sistema Solar.

En el cometa se encuentra Philae, el robot que se posó en noviembre de 2014 para luego enviar valiosas observaciones a la Tierra.

Philae está inerte desde que en julio de 2015 agotó por completo sus baterías, que no puede recargar por estar sus paneles mal orientados en medio de una grieta con escasa exposición solar.

El cometa 67P se dirige actualmente hacia la órbita de Júpiter. Seguirá alejándose del Sol en su trayectoria elíptica, hasta unos 850 millones de kilómetros de distancia de nuestro astro rey.

Rosetta también perderá por completo la capacidad para almacenar energía solar suficiente como para seguir operando sus instrumentos de observación y transmisión de datos a la Tierra por ondas de radio.

Por eso, la ESA decidió dar por concluida su misión. Cesará de emitir por completo, conforme a los tratados internacionales que rigen el espacio exterior, para evitar contaminarlo con señales inútiles que puedan interferir con otras misiones.

– Misteriosos hoyos –

Al «aterrizar» en el cometa en 2014, Philae había rebotado dos veces en su superficie antes de quedar inmovilizado en un lugar oscuro.

Si todo sale como está previsto, Rosetta llegará a un lugar relativamente alejado de Philae, en una pequeña llanura rodeada de hoyos, a través de los cuales el cometa proyecta chorros de gas y polvo, que la sonda también intentará observar en sus últimos minutos de vida.

«Esperamos poder observar estructuras en las paredes de los hoyos que (nos) pueden remontar a la época de formación del cometa», dijo a la AFP Jean-Pierre Bibring, uno de los responsables del programa Philae.

La ESA no descarta imprevistos en esta maniobra final, incluyendo la posibilidad de perder contacto con Rosetta antes de lo previsto.

Tras el impacto final, los restos de Rosetta –y los de Philae– acompañarán para siempre al cuerpo celeste, poniendo fin a una aventura sin precedentes en la historia de la conquista espacial.

 

PUB/IAM

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