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El presidente estadounidense, Barack Obama, exhortó hoy a Israel a retomar el camino de la paz en su discurso en el funeral de Simón Peres, al que comparó con «gigantes del siglo XX» como Nelson Mandela o la reina Isabel II.
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En un discurso laudatorio que puso fin a las exequias por el expresidente israelí, Obama rescató su talante conciliador al incidir en que «incluso frente a ataques terroristas, pese a repetidas decepciones en la mesa de negociación, insistió en que, como seres humanos, los palestinos debían ser vistos como iguales en dignidad a los judíos y debían por tanto ser iguales en su derecho a la autodeterminación».
«Por su sentimiento de justicia, su análisis de la seguridad de Israel y su comprensión del significado de Israel, creyó que la idea sionista estaría mejor protegida cuando también los palestinos tuvieran su propio Estado», señaló.
En su larga y emotiva alocución, que se prolongó cerca de media hora, Obama agradeció al presidente palestino, Mahmud Abás, su participación en el sepelio y dijo que su presencia era «un gesto y testimonio del inacabado negocio de la paz», que Peres tanto defendió.
El presidente estadounidense recordó uno de los encuentros que mantuvo con Peres en el Despacho Oval, «bajo la imagen de George Washington» en la que «le comentó historias del pasado», pero sobre todo habló «con entusiasmo del presente y de sus planes de futuro».
«En cierto modo me recordó a muchos otros gigantes del siglo XX que tuve el honor de conocer, hombres como Nelson Mandela, mujeres como su majestad la reina Isabel, líderes que han visto tanto y cuyas vidas se expanden en semejantes momentos épicos», explicó Obama.
Y subrayó que personajes de ese porte no tienen interés en lo efímero de las «encuestas» o los últimos datos del momento, sino que hablan «desde un profundo conocimiento».
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Obama resaltó que él fue el décimo presidente de Estados Unidos que se sentó a trabajar con Peres desde John F. Kennedy y señaló «que se rindió a sus encantos».
Y terminó su despedida con una frase en hebreo: «Shimon, todá rabá, jaber yacar» (Simón, muchas gracias, querido amigo).
PUB/NL