En Chile, más de dos millones de personas viven en zonas rurales. La encuesta Casen 2015 ha develado que es precisamente en estas áreas donde la pobreza golpea más fuerte a la población. Si en las ciudades los indicadores de pobreza por ingreso alcanzan al 10,2%, en el sector rural más que se duplica, llegando a un 22,1%.
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Si atendemos la medición multidimensional de la pobreza, la Casen 2015 entrega un dato especialmente relevante para las políticas habitacionales: a nivel nacional la dimensión “vivienda y entorno” se ubica en tercer lugar (24,5%), detrás de “trabajo y seguridad” (31,1%) y “salud” (25,8%). Sin embargo, cuando se trata de zonas rurales, esta dimensión se empina al primer lugar con un 34,7%.
Ello nos señala con meridiana claridad que debemos atender con particular atención los problemas de carencia habitacional en las áreas rurales. Y esto implica construir nuevas viviendas, pero, también, atender los déficit de las existentes; esto es, la materialidad deficiente, la superficie insuficiente o la carencia de servicios sanitarios básicos. Asimismo, debemos ocuparnos de las viviendas localizadas en sectores que no facilitan el acceso de las familias a los servicios necesarios de transporte, salud, comercio o trabajo.
El 21 de mayo de 2015 la Presidenta Bachelet comprometió un nuevo programa de “habitabilidad rural” del Minvu, precisamente para atender esta demanda y brindar a las familias que habitan en las áreas rurales una oportunidad de mejorar sus condiciones de vida.
Así, nuestro Ministerio ha puesto en marcha un nuevo programa que permite construir, reparar, ampliar o adaptar la vivienda rural, premiando con mayores recursos las soluciones que incorporan en su materialidad o diseño componentes de pertinencia cultural; dotar a la vivienda existente de servicios sanitarios; y mejorar las condiciones de acceso y seguridad.
Esta iniciativa reconoce que en muchos casos la vivienda de las zonas rurales no sólo cumple una función de albergue de la vida familiar sino que, además, una función productiva. Por ello, contempla la posibilidad de construir o reparar un recinto complementario que permita acumular la leña, cuidar a los animales, producir o comercializar artesanía.
El nuevo Programa de Habitabilidad Rural permite asimismo la construcción de pequeños villorrrios de hasta 60 viviendas para quienes no poseen tierra y quieren permanecer en las pequeñas localidades rurales de menos de 5.000 habitantes. Ya se han construido las primeras viviendas en comunas como San Juan de la Costa, Lonquimay y Alto Biobío, y, con los recursos 2016 asignaremos 7.000 subsidios con una inversión de UF 4.683.000 que se transformarán en proyectos innovadores y adecuados en las áreas rurales de O’Higgins, Maule, Biobío, La Araucanía, Los Lagos y Los Ríos.
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La reconstrucción de las viviendas afectadas por el terremoto de la región de Coquimbo también se ha beneficiado directamente de este nuevo programa habitacional, permitiendo a las familias recuperar el adobe, obtener mayores superficies, flexibilizar las exigencias normativas y regularizar sus construcciones.
Así, los resultados de la encuesta Casen 2015 junto a los primeros resultados de este programa nos motivan a perseverar y profundizar el compromiso con el sector rural y su gente.
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