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Fueron los primeros habitantes de la costa del Desierto de Atacama, sedentarios, con una cosmovisión compleja, una tecnología simple y amplios conocimientos en anatomía, desarrollando la momificación artificial más antigua del mundo que supera en 2 mil años a la de los egipcios.
Se trata de la Cultura Chinchorro que hoy postula a las momias de la zona a la categoría de Patrimonio de la Humanidad de Unesco.
El doctor Bernardo Arriaza, del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá (Arica), entregó detalles de sus investigaciones relativas a esta cultura: «La Cultura Chinchorro y sus complejas momias son únicas en América y son representaciones artísticas de las tempranas poblaciones costeras del norte de Chile. Además, su inigualable preservación de momias, artefactos y el paisaje natural presentan una oportunidad única para crear parques arqueológicos y potenciar el turismo de intereses especiales».
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La directora ejecutiva de Imagen de Chile, Myriam Gómez, destacó que las momias chinchorro estén siendo cubiertas por medios de referencia como National Geographic y The Huffington Post.
El gran aporte de los habitantes de Chinchorro es la complejidad para transformar un cuerpo sin vida en una verdadera obra de arte. La recolección de elementos y la delicadeza con que estos pescadores preparaban los cuerpos permitieron el desarrollo de distintas técnicas de momificación, que el investigador Arriaza ha clasificado en Momias Negras (5.000-3.000 a. C.), Momias Rojas (2.500-2.000 a. C.) y las Momias con Vendajes (2.000 a. C.).