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Chris Wallace, experimentado presentador de Fox News, se preparó para moderar el último debate. Sabía que iba a tener en frente a dos candidatos particularmente ásperos, participantes de una carrera presidencial sin precedentes. Ambos, con sus defectos y errores, llegaban con distintas necesidades: Hillary Clinton debía mantenerse firme y serena para contrarrestar los dichos que Donald Trump iba a proferir sobre ella, desesperado por encontrarse, a menos de tres semanas de las elecciones, casi 7 puntos porcentuales abajo en las encuestas.
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El rol del moderador fue clave en el mejor debate de los tres que se llevaron a cabo en las últimas semanas, a tal punto que algunos medios estadounidenses lo declaran como el ganador de la noche. Severo y firme en sus intervenciones, incluso hizo callar al público cuando estimó que era necesario darle continuidad al ritmo de la discusión. Interpeló de forma similar tanto a la candidata demócrata como al republicano, disipando todas las dudas sobre un posible trato condescendiente con Clinton. Una de las preguntas clave fue relacionada con la deuda nacional: «¿Por qué están ignorando este problema?», les dijo a ambos candidatos.
Wallace, de 69 años, cuenta con una larga trayectoria en la televisión estadounidense. Estudió derecho en Yale y al mismo tiempo trabajó en el Boston Globe. Se dio cuenta de que quería trabajar en televisión cuando vio a todos los reporteros mirando la televisión para las convenciones políticas de 1972. Empezó trabajando en la CBS de Chicago, para continuar en la NBC en Nueva York, donde estuvo 14 años. Una de sus intervenciones más reconocidas fue la que le hizo al presidente Ronald Reagan en 1987, cuando Reagan admitió estar administrando armas a Irán. “¿Y por qué ha negado que Israel también esté involucrado en el asunto, cuando sabe que no es verdad?” le espetó Wallace. Por esto, algunos periodistas han descrito el estilo de Wallace como confrontaciones.
Algo de eso se vio anoche. Sabiendo que los candidatos se jugaban sus últimas cartas en cadena nacional (e internacional), Wallace no dudó en frenar a los candidatos cuando estos derivaban en temas no relacionados con los tópicos establecidos. Supo encarrilar el debate a tal punto que los candidatos expusieron con claridad sus ideas tanto en economía como derechos civiles.
Según la revista Forbes, uno de cada tres electores de Estados Unidos esperaban decidir su voto después de haber visto los tres debates presidenciales. Después de los dos primeros debates, en los que hubo golpes bajos y acusaciones sexuales por parte de ambos candidatos, este tercer debate pudo haber servido para definir a muchos electores del país.