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Hasta hace unos días su existencia era un mito, pero científicos rusos que trabajaban en la Alexandra Land, una isla mayor del Círculo Ártico, dieron con los restos de lo que parecía ser una instalación nazi. Las esvásticas en los restos de metal oxidado repartidos por el terreno, y los documentos a medio quemar encontrados en alemán, delataban lo que podría haber sido una base meteorológica.
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Se sabía que los nazis habían instalado la base, pero que esta había sido destruida en 1944, después de que los científicos de Hitler se hubieran visto obligados a comer carne de oso polar para sobrevivir. La carne habría estado envenenada, y nadie sobrevivió. Hitler, en ese año, ya tenía otras urgencias que atender, por lo que la base pasó a ser un mito.
Los científicos alemanes reportaron estar enfermos de triquinosis, una enfermedad producida por parásitos que se alojan en los músculos del organismo y que produce altas fiebres, dolores musculares, vómitos y diarreas. Los investigadores fueron rescatados, y la base destruida.
Fue el duro clima polar ártico el que terminó por destruir la base en su totalidad. La isla en la que estaba instalada hoy forma parte del Parque Nacional del Ártico Ruso. «Se han recolectado casi 500 piezas de material histórico relacionadas con las actividades de esta base, que operó entre septiembre de 1943 y julio de 1944», dijo Yulia Petrova, jefa de prensa del parque nacional, a través de un comunicado. «Entre las piezas hay municiones, equipamiento militar y artefactos de uso diario», puntualizó.
PUB/FHA