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Un año algo más auspicioso, pero aún con la mano en el freno para nuevas inversiones tendría el agro en 2017, según la gerenta de Estudios de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Ema Budinich.
Según detalló Budinich, para el próximo año hay espacio para que la agricultura mejore levemente su desempeño, proyectándose un crecimiento de 3,1%, que sería superior al 2,8% que se espera para este 2016.
“El desarrollo del agro estará siempre sujeto a los riesgos climáticos, por lo que no podemos descartar su incidencia. En general, no se esperan ajustes importantes en el consumo interno y se prevé una competitividad estable, dada por el precio del dólar y el costo de la mano de obra. En materia externa, hay cierta debilidad en el mercado europeo y latinoamericano, sin embargo, se abren oportunidades en Asia y Medio Oriente, donde la participación de las exportaciones silvoagropecuarias de Chile se ha incrementado de 21% a 34% en los últimos diez años”, afirmó.
Sin embargo, la gerenta considera muy preocupante el pesimismo creciente de los agricultores para invertir. En los últimos seis años, aumentó de 38% a 60% la proporción de productores que dicen haber postergado sus inversiones o desistir de realizarlas. Hoy sólo 1 de cada 5 productores declara estar realizando normalmente sus inversiones.
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“Esto se explicaría por la incertidumbre que han generado las múltiples reformas impulsadas por el Gobierno y que golpean directamente el desarrollo de la actividad agrícola. Es esperable que haya escepticismo al evaluar nuevas inversiones cuando las políticas públicas que se discuten están poniendo en riesgo aspectos esenciales para los negocios del sector, como lo es el derecho de propiedad sobre el aprovechamiento de las aguas, que hoy se ve amenazado en la Reforma al Código de Aguas”, añadió.
En cuanto al análisis por rubro, se destaca la recuperación de las viñas, luego de enfrentar un 2016 muy adverso, por los bajos precios y la fuerte caída de la producción por factores climáticos.
También hay buenas proyecciones para la fruticultura, que tendría un crecimiento del 3,3%, y donde los exportadores están relativamente optimistas, aunque siempre atentos a lo que ocurra con el clima. Este factor también preocupa a los productores de hortalizas, sector en el que se prevé una demanda estable y una expansión del 3%; y a la producción pecuaria, donde se anticipan mejores precios y una lenta recuperación de la masa ganadera, aunque con un crecimiento marginal, del 0,8%.
El sector forestal, en tanto, presentaría un leve repunte, llegando a un crecimiento en torno al 2,6%, debido a la mejora en los precios externos.
En contraste, los cultivos serán los que enfrentarán mayores dificultades durante 2017, presentando una baja de 1,3, en respuesta a la caída de las siembras. De hecho se espera una reducción del 5% de la superficie sembrada en comparación con la temporada anterior.