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Las localidades italianas afectadas esta semana por una serie de terremotos, el último hoy, se encuentran en una zona montañosa en el centro del país y su principal seña de identidad es su rico patrimonio cultural y sus imponentes paisajes.
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El terremoto de hoy, de 6,5 en la escala de Richter, se registró a las 07.40 hora local a diez kilómetros de profundidad y el epicentro se ubicó próximo a los municipios de Preci, Norcia, Castelsantangelo su Nera y Visso.
Estos pueblos se encuentran situados a los pies del Parque Nacional de los Montes Sibilinos, entre las regiones de Umbria y Las Marcas, una zona de altas montañas, exuberante vegetación y escarpados desfiladeros.
La zona sísmica cuenta con numerosos municipios de pocos habitantes cada uno dispersos por todo el territorio, lo que implica que la densidad de población sea reducida.
La localidad más importante de esta zona es Norcia, de alrededor de 5.000 habitantes y conocida por su gastronomía y su rico patrimonio cultural, dañado gravemente.
Esta localidad se había convertido en un ejemplo después de resistir medianamente bien los terremotos del pasado miércoles, debido a que sus edificios fueron reconstruidos respetando las disposiciones antisísmicas tras los desastres de 1979 y 1997.
El miércoles sus calles presentaban algunos derrumbes de pequeña entidad y lo más perjudicado fue su patrimonio cultural, especialmente la iglesia de San Salvatore, una joya de estilo gótico-románico, y el santuario de Santa Maria delle Grazie.
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Este domingo sufrió graves daños en su centro histórico y en sus pedanías y se vino abajo la basílica de San Benedicto, un tesoro de comienzos del siglo XIV y de la que solo ha quedado la fachada.
Ante este desastre, una decena de personas se congregaron en la plaza que precede al templo para rezar de rodillas frente a sus ruinas, tal y como retransmitieron las televisiones locales.
Las monjas clarisas del monasterio de Santa María de la Paz tuvieron que ser asistidas por los bomberos mientras salían corriendo a la calle y una de avanzada edad fue llevada en brazos por un bombero al mostrar dificultades para salvar los cascotes.
Una religiosa, acompañada de la mano por un miembro de Protección Civil, dijo que todas las monjas se encuentran en buen estado y expresó su deseo de regresar al monasterio, aunque por el momento no lo harán ante el temor de nuevas réplicas.
Esta zona italiana vive en gran parte del turismo y sus poblaciones, de pocos habitantes, multiplican el número de sus vecinos en periodos vacacionales, ya que muchas personas cuentan con una casa en estos pueblos para pasar su tiempo libre.
Uno de los principales temores de la población es que deje de ser una zona apreciada por los turistas, lo que perjudicaría enormemente la economía y el comercio, con numerosos hoteles y casas rurales.