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Venezuela, en frágil tregua, ve lejana la salida a su crisis

El diálogo entre el gobierno y la oposición asoma dificultades que amenazan una pronta solución a la crisis venezolana: los primeros días de tregua, con insultos y posturas irreconciliables en torno a la salida del chavismo del poder complican el panorama.

 

El diálogo ha avanzado esta semana entre la insistencia del gobierno de permanecer en el poder y la amenaza de la oposición de que abandonará las conversaciones si no arrojan resultados concretos en una semana, específicamente en lo referente a la convocatoria a un proceso electoral.

La petición opositora fue respaldada por el enviado de Estados Unidos para apoyar el proceso, el subsecretario de Estado Thomas Shannon, quien resaltó que el gobierno de Venezuela tiene en sus manos «la llave» para el éxito del diálogo político iniciado con la oposición, pero un acuerdo requerirá del esfuerzo de todas las partes. «Mucho de esto dependerá de la buena fe de los que participan del proceso. En muchas maneras, el gobierno tiene la llave para el diálogo», dijo Shannon, subsecretario del Departamento de Estado para Asuntos Políticos, en una rueda de prensa en Washington a su regreso de Caracas, donde esta semana se reunió con las partes involucradas.El alto diplomático estadounidense añadió que, «al fin de cuentas, el proceso requerirá que las partes se pongan de acuerdo».

Ambas partes hablarán de nuevo el 11 de noviembre, tras arrancar el diálogo el pasado domingo con auspicio del Vaticano. La oposición espera ver ese día los primeros resultados.

Pero el presidente Nicolás Maduro reafirmó este viernes: «No acepto ultimátum. La paz no admite plazos».

La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) quiere «gestos de reciprocidad» luego de que el pasado martes suspendió un juicio de responsabilidad política contra Maduro y una marcha al palacio presidencial de Miraflores.

Líderes opositores como Henrique Capriles afirman que si el próximo viernes no hay nada concreto, el diálogo fracasará. Pero esos resultados parecen difíciles de alcanzar en breve, más allá de una liberación de opositores presos, tras los cinco excarcelados el pasado lunes.

«O el día 11 (de noviembre) -cuando está fijada la segunda reunión general de diálogo- hay un resultado concreto, una manifestación clara de que esto va para algún lado, o ese diálogo el Gobierno lo mató, lo asesinó, y Venezuela entra en una etapa de muchísima incertidumbre, muy peligrosa, que no la queremos», dijo Capriles.

Por su parte, el líder opositor encarcelado Leopoldo López dijo que espera que la oposición se levante de la mesa de diálogo si esta no trae «resultados concretos y rápidos» y respaldó la posición de su partido, Voluntad Popular (VP), de no acudir a las conversaciones al considerar que «no hay condiciones» para dialogar.

La MUD también pidió que se abra un «canal humanitario» para que lleguen alimentos y medicinas que escasean en el país caribeño, la liberación de los que califica de «presos políticos», y el respeto a la autonomía de los poderes públicos que, a su juicio, en la actualidad son regidas por el oficialismo.

Los dirigentes chavistas consideraron que esas exigencias de la MUD representan una suerte de «ultimátum» que «amenaza» el proceso.

El alcalde del municipio Libertador de Caracas y representante del Gobierno en las mesas de diálogo, Jorge Rodríguez, aseveró que en diez días no van a «llegar a acuerdo de nada» y sugirió «buscar puntos de encuentro» entre las partes.

Por parte del gobierno, la única solicitud que se ha hecho pública es su petición de que la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), de mayoría opositora, vuelva al camino de la legalidad luego de que se declarase en desacato al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), máximo tribunal venezolano.

La otra, más implícita, es su permanencia en el poder en Venezuela una vez que el jefe de Estado ha asegurado que «la revolución va a continuar» y que la oposición no volverá a la sede del gobierno «más nunca».

 

 

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