Provocador, polémico y, para muchos, directamente racista y misógino, Stephen Bannon, quien hasta hace poco era el director del controvertido portal Breitbart, será el estratega jefe y consejero principal de la Administración de Donald Trump y el encargado de llevar a la Casa Blanca la voz de la llamada derecha alternativa estadounidense.
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Bloomberg lo describe como «el hombre más peligroso de la vida política de Estados Unidos», y otros medios también le apodan el «Goebbels» de Trump.
Bannon, que fue el último jefe de campaña de Trump, llega al cargo aupado por el éxito de su portal de noticias, Breitbart, y su creciente influencia entre los ámbitos más conservadores.
La web se ha convertido en los últimos años en una de las principales plataformas mediáticas de la conocida como «alt-right», la nueva derecha radical de EEUU.
Dando voz a rumores y teorías conspiratorias, Breitbart hace gala de alejarse de la «corrección política» y de ser un azote de las élites empresariales y políticas, mensajes de gran calado entre un sector de la población blanca del país y que fueron aprovechados por Trump en su campaña electoral.
La web ha alimentado las posturas de racistas, antiinmigrantes y misóginos con enfoques sensacionalistas y una crítica continua a los valores progresistas y a las políticas de los demócratas y de los republicanos más moderados.
En Breitbart se han visto titulares como «¿Preferirías que tu hijo tuviese feminismo o cáncer?«, alabanzas a la bandera confederada y, en los últimos meses, una defensa apasionada de Trump y de sus propuestas más radicales.
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El nombramiento de Bannon ha generado una reacción inmediata entre organizaciones pro derechos y contra el racismo, la oposición demócrata e incluso líderes conservadores, que ven en él al portavoz de la «alt-right» en la Casa Blanca.
«La elección de Steve Bannon por parte del presidente electo Trump como su principal asesor señala que los supremacistas blancos estarán representados en los niveles más altos en la Casa Blanca de Trump», dijo en un comunicado el portavoz del líder demócrata en el Senado, Harry Reid.
El conservador Evan McMullin, candidato independiente a la Presidencia en las últimas elecciones, criticó duramente el nombramiento, señalando a Bannon como «antisemita» y «predilecto de los supremacistas blancos».
Por su parte, el equipo de Trump defendió el nombramiento, negó los vínculos de Bannon con la derecha más radical y urgió a mirar su amplio currículum.
Y es que antes de convertirse en la divisoria figura que es hoy, la biografía de Bannon, de 62 años, estuvo plagada de giros inesperados y de éxitos profesionales.
Nacido en Norfolk (Virginia), en las inmediaciones de una de las grandes bases de la Marina estadounidense, se crió en una familia demócrata de origen irlandés. Bannon se alistó en el cuerpo de joven y pasó cuatro años a bordo de un destructor, antes de obtener un puesto en el Pentágono, donde compaginó el trabajo con un máster en la Universidad de Georgetown.
Desde allí, vía la Escuela de Negocios de Harvard, dio el salto a Wall Street, donde trabajó en Goldman Sachs antes de crear su propia firma de inversiones, con la que tuvo sus primeros contactos con el mundo del espectáculo y de los medios.
Bannon saltó a finales de los años 90 a Hollywood, donde produjo varias películas y programas, y donde luego dirigió varios documentales ensalzando la figura del expresidente Ronald Reagan, sobre el Tea Party o acerca de la republicana Sarah Palin, antes de hacerse cargo de Breitbart.
El nuevo estratega jefe de la Casa Blanca se unió a la campaña de Trump a mediados de agosto, unas horas después de la dimisión de Paul Manafort por sus conflictos de intereses.
PUB/IAM