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La ciencia es un campo libre de sanciones, afirma científico nuclear ruso

Gueorgui Tijomírov, además, aseguró que las sanciones impuestas por Occidente a Rusia no le ha afectado a la comunidad científica de ese país para seguir haciendo investigaciones sobre tecnología nuclear.

La ciencia es un campo libre de sanciones, «es como el arte», aseguró hoy en declaraciones a Efe Gueorgui Tijomírov, científico de la Universidad Nacional de Investigación Nuclear MEPhI, uno de los más prestigiosos centros docentes de Rusia.

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Según el científico, subdirector del Instituto de Física Nuclear e Ingeniería de la MEphi, las medidas adoptadas por Occidente contra Rusia no han tenido impacto en los proyectos de colaboración internacional en los que participa la universidad.

«Estas sanciones hasta ahora no nos ha afectado en modo alguno», aseguró Tijómirov, para añadir: «La ciencia nuclear es más internacional que la política, ya que precisa de un intercambio permanente de ideas, de conocimientos; es como el arte».

El científico destacó que la MEPhI -uno, si no el más importante, de los centros de formación de especialistas en energía nuclear de Rusia- participa en grandiosos proyectos como el Gran Colisionador de Hadrones o el experimento ITER, que busca demostrar que es posible obtener energía de la fusión nuclear.

Admitió que, desde luego, en todos los países existen «algunos aspectos tecnológicos delicados», pero todo lo que se refiere a la educación, transmisión y conservación del conocimiento, no puede ser afectado por sanciones o por las tensiones políticas.

En este sentido, el científico recordó el incidente del bombardero ruso derribado en 2015 por cazas turcos, suceso que provocó fuertes tensiones entre Moscú y Ankara, y llevó a Rusia a implantar sanciones contra Turquía.

«Sin embargo, nuestros estudiantes turcos continuaron sus clases sin ningún tipo de problemas», señaló.

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Actualmente en la MEPhI, en cuyas aulas y laboratorios se han formado seis premios Nobel, estudian alrededor de 8.000 estudiantes, cerca de un millar de ellos extranjeros, especialmente de países con los que Rusia coopera en el ámbito de la energía nuclear.

La universidad, fundada en el 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, como el Instituto de Mecánica y Municiones de Moscú, cuenta con su propio reactor nuclear de investigación, en el que se llevan a cabo numerosos experimentos que abarcan diversos ámbitos, incluida la medicina nuclear.

Uno de los temas centrales que ocupa a los investigadores de la MEPhI es la seguridad de las instalaciones nucleares.

En uno de sus laboratorios, los científicos trabajan en la creación de un detector de neutrinos, el RED-100, que según sus diseñadores permitirá elevar considerablemente la seguridad de los reactores nucleares.

Con el artefacto, los físicos nucleares de la MEPhI confían registrar la dispersión coherente de los neutrinos, pronosticada por el modelo estándar de la física de partículas, pero que hasta ahora no ha sido demostrada.

Aunque actualmente existe un arsenal de medios de control de las instalaciones nucleares, los detectores de dispersión coherente de neutrinos permitirían evaluar a distancia el estado de los reactores nucleares y precisar los isótopos presentes en sus zona activas.

Según Tijomírov, las centrales nucleares de fisión serán aún durante muchos años las que proporcionen energía eléctrica proveniente del átomo incluso en el caso de éxito del experimento ITER, lo que obliga a trabajar en el incremento de su seguridad.

PUB/FHA

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