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La muerte de guerrilleros de las FARC en Colombia, las primeras documentadas desde la vigencia del alto el fuego, genera preocupaciones sobre la paz con los rebeldes, con los que el gobierno acaba de alcanzar un nuevo acuerdo para terminar medio siglo de conflicto.
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«Esto demuestra lo frágil que es el cese bilateral», declaró a la AFP el analista Ariel Ávila, al advertir del riesgo de nuevos incidentes con miembros de las FARC, que ya comenzaron a agruparse para la posterior dejación de las armas, debido a la incertidumbre generada por la suspensión del pacto de paz original, rechazado en un plebiscito el 2 de octubre.
El cese al fuego y de hostilidades, en vigor desde el pasado 29 de agosto, «se puede romper (…) porque las condiciones de concentración no son claras; o bien porque las FARC están sin plata en los campamentos y tratan de recaudar», dijo este experto de la Fundación Paz y Reconciliación.
El organismo tripartito de control del alto al fuego expresó el jueves en un comunicado su «preocupación» por «la muerte de dos personas de las FARC» y anunció una investigación sobre «los hechos ocurridos el 13 de noviembre» en Santa Rosa (Bolívar, norte), un día después de sellarse el nuevo acuerdo en Cuba, sede de las negociaciones de paz iniciadas en 2012.
Ese Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MM&V), integrado por gobierno, FARC y las Naciones Unidas, precisó que emitirá «las recomendaciones necesarias para evitar que se repitan incidentes de este tipo».
PUB/IS