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Angela Merkel es candidata a cuarto mandato en la cancillería alemana

A juzgar por los sondeos, Merkel, de 62 años, tiene muchas posibilidades de conseguir su cuarto mandato en la cancillería. Entraría así en la historia de su país al superar el récord en el poder del icónico canciller de la posguerra Konrad Adenauer (14 años) y también el de su propio padre político, Helmut Kohl (16 años).

Angela Merkel anunció este domingo a su partido que será candidata a un cuarto mandato de canciller durante las elecciones legislativas de 2017, indicaron a la AFP fuentes cercanas de la Unión Demócrata Cristiana (CDU).

La canciller, de 62 años, indicó a los otros dirigentes del partido reunidos en Berlín su intención de ser reelegida como presidenta de la CDU en el congreso de diciembre, y de presentarse como candidata para la cancillería durante las legislativas, según esas fuentes. 

Otros medios alemanas, como el diario Bild y la agencia DPA, también informaron sobre el anuncio de la canciller durante la reunión. 

Merkel dirige Alemania desde 2005. Su decisión de acoger a un millón de refugiados le hizo caer en los sondeos y provocó varias derrotas electorales de su partido este año, aunque en los últimos tiempos su popularidad mejoró en los sondeos. 

El estancamiento de la llegada de refugiados al país y, sobre todo, los temores suscitados en Alemania y en todo el mundo por la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses le permitieron remontar el vuelo. 

Sus defensores la consideran como una garantía de estabilidad y el último baluarte de los valores democráticos de Occidente frente al ascenso de los populismos. 

Récord de Kohl a la vista

A juzgar por los sondeos, Merkel, de 62 años, tiene muchas posibilidades de conseguir su cuarto mandato en la cancillería. 

Entraría así en la historia de su país al superar el récord en el poder del icónico canciller de la posguerra Konrad Adenauer (14 años) y también el de su propio padre político, Helmut Kohl (16 años). 

Según una encuesta publicada por la edición dominical de Bild, una mayoría de alemanes, el 55%, desea que Merkel siga en el cargo, frente a un 39% de opiniones contrarias. En agosto, la proporción de gente favorable a que siguiera en la cancillería era del 50%. 

La mandataria se halla, sin embargo, en una situación paradójica: alabada en el extranjero, donde las expectativas que despierta aumentaron tras el éxito de Donald Trump en las elecciones estadounidenses, en Alemania afronta el año electoral un tanto debilitada tras la controvertida llegada de un millón de refugiados en el país. 

Esta semana, el presidente estadounidense Barack Obama le brindó su respaldo en Berlín durante su gira de adiós. «Si fuera alemán, le podría dar mi apoyo», dijo. 

Y, frente al auge de las tendencias autoritarias en el mundo, el diario The New York Times la calificó de «último baluarte de los valores humanistas de Occidente». 

Mientras, «su poder decae» en Alemania, según el semanario liberal Die Zeit. Es cierto que su popularidad remonta el vuelo tras haber caído con la crisis migratoria, pero su familia política tan sólo obtiene 32 o 33% de las intenciones de voto, cerca de 10 puntos menos que en las anteriores elecciones de 2013. 

Problemas en Alemania

«El rebufo creado por la victoria de Trump alcanza a Merkel cuando sus posibilidades de liderazgo son limitadas: no puede contar con Europa para avanzar, no tiene un partido unido detrás de ella y no goza del apoyo popular que tenía hace aún año y medio», afirma Die Zeit. 

El retraso a la hora de anunciar su candidatura está relacionado con este debilitamiento. Tras la polémica sobre la acogida de refugiados, tuvo que lidiar con la rebelión de su aliado bávaro (CSU), que la amenazó con no apoyarla en 2017, antes de cambiar de opinión ante la falta de alternativa. 

La canciller sufrió otro revés este mes al no lograr promover a un miembro de su partido como candidato para ser presidente en 2017, un puesto para el que fue designado el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier. 

Por último, su tercer mandato coincidió con el ascenso de un partido populista en Alemania, que compite con su partido en la derecha. El AfD tiene muchas opciones de entrar al Bundestag, un éxito que ninguna formación de ese tipo había alcanzado desde 1945.

Merkel mantiene, sin embargo, la ventaja sobre los demás, ya que no tiene rivales peligrosos en su partido y sigue siendo mucho más popular que sus adversarios socialdemócratas. 

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