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Queda una semana para que los 290.543 estudiantes inscritos rindan la PSU el próximo lunes 28 y martes 29 de noviembre, donde muchos de ellos esperan obtener los 850 puntos para ingresar en la categoría de puntajes nacionales.
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Hablamos con dos ex puntajes nacionales del año 2015, quiénes luego de recibir la noticia de convertirse en dos de los 65 estudiantes más destacados del país de ese año, tomaron caminos diferentes: uno de ellos optó por seguir con su vocación que descubrió en la adolescencia, mientras que el segundo decidió por una carrera tradicional.
El 26 de diciembre de 2015, Gonzalo Navarro se enteró que había obtenido 850 puntos en la prueba de Lenguaje y Comunicación, por lo que pasaba a formar parte de la lista de puntajes nacionales, noticia que no cambió su decisión desde 2º medio de dedicarse a la música.
El joven de 20 años cambió el Instituto Nacional, para pasar a estudiar Teoría de la Música en la Universidad de Chile, ya que relata que a pesar de tener buenos resultados en el colegio y en todas las pruebas de la PSU, conversó con sus padres para seguir su vocación.
“Desde antes quise estudiar música y por ningún motivo mis resultados iban a cambiar lo que yo quería, porque no tiene sentido estudiar y trabajar en algo que sólo da frutos económicos sin satisfacción personal”, cuenta el joven oriundo de La Florida.
Gonzalo ha logrado adaptarse de buena manera a la universidad, donde pasó todos los ramos del primer semestre sin mayor problema e incluso es parte del centro de estudiantes de su carrera
“En general me ha dio bien, aunque me complican unos ramos porque es algo que nunca he hecho y no tiene nada que ver con la PSU, por eso digo ¿a mí de qué me sirven todos esos puntajes ahora?”, agrega Gonzalo quien se convertirá en el primer profesional de su familia.
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El alumno de música se muestra crítico con lo que significa la PSU como método de ingreso a la educación superior, de hecho cuenta que no le es muy cómodo el que lo cataloguen como un “puntaje nacional”, por lo que plantea que se debería pensar en un sistema diferenciado por carrera.
“Si la prueba sigue así, sólo va a poder entrar gente con más plata que puede para la educación y eso debería cambiar. sería bueno tener pruebas específicas por carrera para medir lo que exactamente se hará en el futuro”, plantea.
La idea de Gonzalo es compartida por Nicolás Valdés, quien también fue puntaje nacional el 2015, y afirma que si bien encuentra que para su carrera es un buen método de evaluación, existen otras materias que deberían tener exámenes similares a los de otros países.
“Después de dar la PSU me pareció que era una buena prueba para el área de matemática, aunque creo que depende de la carrera, si entran a estudiar algo artístico es medio ridículo evaluar cuanto sacan en la PSU de matemática”, manifiesta el ex estudiante del Santiago College.
Actualmente, el joven de 19 años estudia Ingeniería Plan Común en la Universidad de Chile y confiesa que para lograr ser parte de los puntajes nacionales no necesitó ir a un preuniversitario porque tenía buena base del colegio, lo que se ha visto reflejado en estos dos semestres donde ha logrado sortear todos los ramos sin dificultad.
Ambos universitarios han tenido un año exitoso en sus especialidades, pero concuerdan que el ser “puntaje nacional” no asegura el éxito en la educación superior.
PUB/NL