Y se acerca la Navidad. Nos consume el frenesí de fin de año, aumentado artificialmente por la fiebre de compras y compromisos sociales. No tiene porqué ser así. Lo invito a organizar su agenda, borrando lo que sobra y espaciando los eventos sociales. Aumentamos las revoluciones hacia fin de año, nos atarantamos y estresamos innecesariamente.
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La fiesta de Navidad requiere de paz y serenidad, para vivirla bien. Otro tanto con el cambio de folio, para comenzar con el pie derecho el 2017. El Adviento invita a eso, a elevar la mirada a lo trascendente, dentro del ajetreo y calores de fin de año.
Circula por las redes un bonito texto atribuido al papa Francisco. Lo copio aquí íntegro. Es una sabia reflexión que invita a reencantar el misterio de Navidad y a prepararla bien. El Papa nos dice:
«Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Eres los adornos de Navidad, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y unes. Eres la luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con bondad, paciencia, alegría y generosidad. Eres el mismo pesebre, cuando te haces pobre para enriquecer a todos y acoges al Niño Dios en tu corazón. Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. Eres los pastores de Navidad, cuando llenas tu corazón con Quien lo tiene todo. La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro del Señor. Somos los reyes magos, cuando damos lo mejor que tenemos, sin importar a quién. La vela de Navidad eres tú, cuando decides iluminar. Eres la música de Navidad, cuando conquistas la armonía dentro de ti. Somos el mejor de los regalos, cuando somos de verdad amigos y hermanos de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras. La misa de Navidad eres tú, cuando te haces alabanza, ofrenda y comunión. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. La fiesta de Navidad eres tú, cuando dejas el luto y te vistes de gala».
Y termina el Papa su reflexión: «Tú eres, sí, la noche feliz de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni aparatosidad, con una sonrisa de confianza y de ternura en la contemplación interior de una Navidad perenne que hace que Jesús nazca en ti».
No hay Navidad sin Jesús. La mejor preparación para la Navidad es colocarlo a Él en el centro de la vida personal y familiar; recordar que nació para nosotros, para regalarnos su paz y alegría.
Que estas semanas de Adviento nos abran a la gracia del misterio de Belén, de la vida que se nos regala en el pesebre. Todos están invitados. No se reste de la fiesta.
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