Ninguna ciudad resiste muchos días sin agua. La Paz y el populoso barrio de El Alto llevan más de dos semanas con un abastecimiento muy precario. En algunos casos la distribución corre por cuenta de camiones cisternas para llenar apenas un par de bidones por hogar. La carencia de agua ha obligado al cierre de colegios mientras los hospitales operan con serias restricciones.
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Las primeras dificultades surgieron el 8 de noviembre, cuando la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (Epsas) inició un racionamiento. Medida que, la compañía explicó, era la resultante “de la sequía debido a los efectos del cambio climático».
La situación escaló a una crisis con cortes casi permanentes y con la declaración de un estado de emergencia nacional, lo que motivó masivas protestas de los afectados.
Bolivia enfrenta problemas hídricos que están a la vista. Se secó el lago Poopó, el segundo más importante del país. En cuanto al lago Titicaca, el mayor, hay un marcado descenso al igual que en el cauce de numerosos ríos.
Las sequías han afectado a muchas zonas del planeta. Brasil, Venezuela, Australia, California, han vivido largos períodos de lluvias exiguas. Es el efecto del cambio climático causado por el calentamiento global. Este año batirá el récord de la mayor temperatura global.
La corriente de El Niño ha influido pero el factor determinante, según los climatólogos, son las emisiones de CO2. Un nuevo año, un nuevo récord. Los primeros nueve meses muestran que se superará al 2015 que, a su vez, marcó un nivel sin precedentes.
Todos los indicadores apuntan a que el problema se agrava. La acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera muestra un aumento en 2016. El Ártico experimenta grandes derretimientos de hielo al igual que Groenlandia. En regiones del Ártico ruso se detectan temperaturas que superan hasta en siete grados el promedio histórico.
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En diciembre del año pasado, tras largas negociaciones en París, se logró un acuerdo para moderar las emisiones de los GEI. A este compromiso concurrieron Estados Unidos y China, los mayores emisores del planeta. Pero ahora ese laborioso entendimiento está en duda. Donald Trump manifestó durante su campaña electoral que el calentamiento global era un cuento inventado por China para perjudicar a la industria estadounidense. Anticipó que restaría fondos a la campaña para la reducción de emisiones. Más grave aún, anunció que levantará restricciones a la industria carbonífera, la más contaminante del sector energético, para crear más empleos.
De vuelta a la mal entendida política de “la caridad comienza por casa”, ya que los efectos perjudican a todos, incluidos los norteamericanos. Como con varias de las posturas de Trump, se ignora qué piensa hacer en definitiva. Tras su elección admitió que existe alguna conexión entre las emisiones GEI y el calentamiento global.
Dada la postura del Congreso estadounidense, dominado por el Partido Republicano, de escepticismo ante el cambio climático hay poco espacio para el optimismo. China, a su vez, ha declarado que cumplirá con los compromisos adquiridos. Pero, como están las cosas, lo seguro es que nos aguardan muchas sequías.
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