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La muerte del líder cubano Fidel Castro rescata del recuerdo la relación cercana pero también tirante de la isla caribeña con la Unión Soviética.
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El presidente ruso Vladimir Putin rindió homenaje a Fidel Castro, que había hecho de Cuba un aliado estratégico para Moscú, como el «símbolo de una era» y un «amigo sincero y fiable de Rusia».
El expresidente soviético Mijaíl Gorbachov saludó por su parte a un dirigente que «resistió y fortaleció su país durante el bloqueo estadounidense más duro, cuando había una presión colosal sobre él».
Castro será recordado como un «político prominente» que consiguió dejar «una huella profunda en la historia de la humanidad», agregó el último líder de la Unión Soviética.
Sin embargo, Gorbachov, 85 años, impulsor de las reformas económicas y políticas que precipitaron la caída de la URSS, dijo a la agencia de noticias Interfax que, en «este día de duelo», no hablaría del período de enfriamiento possoviético de las relaciones entre Cuba y la Unión Soviética.
El triunfo de la revolución cubana en 1959, que llevó a Castro al poder, significó para Rusia ganarse un aliado en el «patio trasero» de Estados Unidos, su enemigo de la Guerra Fría.
Al principio el gobierno soviético dudaban sobre como relacionarse con Fidel Castro, líder de una revolución en la que los comunistas tuvieron un papel secundario.
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Pero el bloqueo de Cuba decidido por Estados Unidos llevó a Castro a desarrollar las incipientes relaciones con la URSS.
Castro pidió ayuda al líder soviético Nikita Khrushchev y Rusia y Cuban firmaron un acuerdo de intercambio de azúcar cubano por petróleo ruso.
Las relaciones entre Cuba y Rusia se fortalecieron tras la fracasada invasión de la Bahía de Cochinos organizada por Estados Unidos en 1961.
Las Fuerzas Armadas cubanas derrotaron la invasión y en respuesta Fidel Castro declaró la instauración del socialismo en Cuba.
El apoyo de la URSS a Cuba no sera desinteresado ya que se inscribía en el enfrentamiento global que mantenía con Estados Unidos.
En respuesta al despliegue de misiles balísticos estadounidenses en Italia y Turquía en 1962, Rusia respondió desplegando misiles en Cuba, a tan sólo 144 km de la punta sur del estado de Florida.
La Crisis de los Misiles culminó con el retiro de los proyectiles rusos de Cuba, lo que molestó a Fidel, que no fue consultado, a cambio del compromiso de Estados Unidos de no invadir la isla.
A pesar del malestar, Fidel Castro efectuó en 1963 su primera visita a la Unión Soviética.
En los últimos años de la era soviética, Moscú invirtió fuertemente en la economía cubana y le proporcionó una asistencia militar significativa.
Pero el fin de la URSS en 1991 agravó las ya frías relaciones entre Moscú y La Habana y trajo consigo el fin de la ayuda financiera, provocando una grave crisis económica en Cuba.
Diez años más tarde, las relaciones se deterioraron aún más tras la decisión del presidente ruso Vladimir Putin de cerrar la base de escuchas de Lurdes, en un suburbio de La Habana.
Tras el retiro de Fidel Castro de sus funciones oficiales en febrero del 2008 y la llegada de su hermano Raúl al poder y coincidiendo con una nueva fase de tensión con Occidente, Rusia inicia un nuevo acercamiento con Cuba y América Latina.
En 2009, Raúl Castro viaja a Rusia, primer viaje de un dirigente cubano en 20 años, que vuelve a visitar Moscú en 2015.
En 2014, Vladimir Putin anuló el 90% de la enorme deuda de Cuba con la ex URSS (31.000 millones de dólares) en la víspera de un viaje a la isla durante el cual firmó varios acuerdos económicos y se entrevistó con Fidel Castro.
En diciembre de 2014, Estados Unidos y Cuba restablecieron relaciones diplomáticas, sin que eso influyera en las buenas relaciones entre La Habana y Moscú.